A mí nadie me escucha.
Éste es un problema de casi todas las mujeres. Tenemos la capacidad de hablar mucho pero no siempre encontramos a alguien que nos quiera escuchar.
¿Cómo hacer para que nuestra voz se oiga, que nos escuchen bien y no sea para criticarnos y decir: ¡Ésta es una loca!?
Queremos comunicar cosas pero no sabemos cómo hacerlo. No expresamos lo que tenemos en el corazón o cuando comunicamos lo hacemos equivocadamente y el otro nos cierra la puerta y no quiere hablar nada más con nosotras.
Toda la vida existió una suposición que debemos derribar: "Es bueno escuchar a los hombres porque siempre tienen algo inteligente para decir, en cambio las mujeres no siempre dicen cosas inteligentes."
Y estamos declarando eso cuando le decimos a nuestros hijos: "No sé..., anda a ver lo que dice tu papá", porque "supuestamente" la voz paterna es más inteligente o dará una respuesta más sabia que la de la mamá. O decimos: "Voy a ver qué dice mi marido".
Muchas mujeres no han podido sostener una opinión o idea delante de otros y desarrollaron una ronquera o tos crónica por los nervios de decir o enfrentar a alguien y "supuestamente" el otro no la escuchará. Por eso se descalifican ellas mismas de antemano.
Las personas no nos escuchan porque usamos maneras no efectivas de comunicarnos y a veces utilizamos una comunicación maternal.
Especialmente las que hablan a todos, al marido, a la madre o a quien sea como si lo hiciera con su hijo y dando indicaciones tontas como a niños:
"Te llevaste el pañuelo";"Fuiste al banco a cobrar eso"; "Otra vez con lo mismo".
El tipo tiene 64 años, se siente dominado porque lo trata como a un tarado y dice: "Ya tuve una madre, no quiero otra madre falsa que venga a decirme lo que tengo que hacer".
Mientras preparaba este tema, le pregunté a Bernardo: ¿Qué es lo que más te molesta de las mujeres cuando hablamos?
Y me dijo tres cosas:
1-Que hagan de mamá: ¿Comiste? ¿Te cuidaste? ¿Fuiste al médico? Las actitudes maternales cortan la comunicación porque nadie quiere ser tratado como un tonto.
Una vez que tus hijos crecieron no podés tratarlos igual y ser mamá de todo el mundo destruye tu libertad y la autoestima de los otros, por eso no quieren hablarte.
2-Que su comunicación sea de mártir y /o de víctima.
Son las mujeres que, antes de hablar algo, suspiran porque alguna cosa rara o historia difícil van a contar. Nadie quiere escuchar a una mujer problemática.
Dan vueltas para decir algo, no son concretas ni dicen lo justo; quieren cambiar pero siempre tienen un "Sí... pero". Por ejemplo: "Sí... pero no conoces a mi marido"; "Sí... pero no conoces a mi jefe". Siempre exponen su cara de víctima para lograr la compasión del otro y eso es manipulación.
3-Que se muestran como inválidas.
Son las que usan la enfermedad -real o imaginaria- para manipular a los demás, porque al estar enfermo el otro concede todos sus caprichitos.
Especialmente aquellas que se esforzaron para criar a sus hijos y cuando éstos quieren irse de la casa -porque se casan o para vivir solos- les agarra una enfermedad para retenerlos y que no hagan su propia vida y eso coarta la libertad de toda la familia. Dicen: "Si te vas, me muero"; "Sí me dejas, no sé que será de mi vida". Y para no cargar con la culpa, hacen lo que ella quiere y ese hijo no querrá hablar nunca más con la madre que le trae culpa.
No tengo que mostrarme inválida porque el Espíritu Santo de Dios está en mí y todo lo que necesito viene del cielo.
4- Las que tiran "pataditas".
Usan un humor que lastima, tóxico y pretenden humillar a los demás. Viven criticando, mirando el error ajeno, aunque en secreto lloran. Siempre necesitan agredir a los otros, decirles que no sirven para nada, que no llegarán a ningún lado; hacen "chistecitos" de humor negro como para que el otro se sienta mal y tiran pataditas, porque no pueden expresarse directamente.
Esas mujeres tienen una frustración interna muy grande, por eso estarán llorando todo el día en su casa, y cuando las enfrentamos parecen malas, porque se expresan de mala manera. Viven frustradas y siempre hay algo que las asusta por eso atacan antes de ser atacadas.
Es muy difícil ser oídas cuando ni siquiera somos sinceras con nosotras mismas.
2º Corintios 4: 13 "Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos por lo cual también hablamos"
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Antes de hablar, primero tenemos que creer entonces transmitiremos lo que creímos. Por eso es importante evaluar qué creemos porque es lo que el otro va a recibir.
Tenemos una perspectiva distorsionada de nosotras mismas, desinformación acerca de lo que cada una es porque no nos conocemos exactamente.
La información que poseemos la recibimos de fuentes exteriores y tal vez, nunca examinamos nuestro interior para saber quienes somos realmente; nos quedamos con lo que nos dijeron nuestros padres y eso creemos.
Se hizo un experimento con alumnos en una escuela, a los que se le pusieron anteojos invertidos y que vieran las cosas al revés. Durante la primera semana todos los alumnos se colocaban los lentes invertidos en clase y obviamente se chocaban con las cosas, con las mesas, las sillas, porque no estaban acostumbrados, no veían la realidad como era. Transcurrido un tiempo, comenzaron a aceptar ese mundo ficticio, invertido, como algo real y no se chocaron más.
Así ocurre en nuestra mente, si por muchos años recibimos una información que no era la real nos acostumbramos a vernos de esa manera. Si te dijeron toda la vida que no eras buena para los números, que te iría mal en matemáticas, te dieron los anteojos invertidos, lo creíste y toda tu vida tuviste esa leyenda: "no soy buena para los números".
Si te dijeron: "que para tener pareja eras un desastre", tenés los anteojos que desforman la realidad y repetís eso siempre: "no soy buena para las relaciones interpersonales, para el amor, las emociones, siempre salgo perdiendo"
Caminamos por la vida "creyendo" una realidad que es mentira y el cerebro se acostumbra a esa distorsión por eso no cuestiona nada.
Las mujeres que han crecido y logrado sus sueños son aquellas que se han cuestionado esquemas mentales y aun espirituales de muchos años.
Decidieron parar y decir: "No, no. Voy a mirar las cosas desde otro lado. No puede ser que a esta altura de la vida siga manejando información vieja de mi misma".
¿En estos años creciste? ¿Viviste experiencias fuertes? ¿Pasaste cosas difíciles? Entonces no sigas manejando la información vieja acerca de vos, ni siquiera la que tenés de vos misma.
Mira las cosas que te pasaron, que te dieron experiencia y cambiaron el ritmo de tu vida. Sos diferente. Cambiaste tu manera de pensar y hablar. Y cuando alguien te diga que sos así o asá, decí: "No, yo no soy,¡era!, porque viví experiencias que me transformaron".
Chequeá la información sobre vos misma todos los días: ¿Cómo crecí hoy? ¿Qué cosa nueva tengo? ¿Para qué me sirvió esa experiencia? ¿He crecido en mi forma de pensar, en cómo manejarme? Lo de ayer no es lo mismo de hoy, las circunstancias te transformarán porque Dios siempre te lleva de Gloria en Gloria y de Poder en Poder. Nuestro caminar no es en vano, nunca decrecemos sino crecemos para conquistar el sueño que Dios nos ha dado.
No te detengas por la definición de los demás, defínete a vos misma.
Diálogo interno negativo.
A veces la mente se concentra durante años en pensamientos negativos y no puede o no tiene la capacidad de mirar una solución positiva. Si hasta ahora no te escucharon es porque hablaste negativo porque primero lo creíste y te concentraste en eso.
Cambiá tu diálogo interno, esa voz que tenemos dentro y que nos sugiere cosas todos los días.
Por ejemplo: "estás planchando contenta porque a tu marido le gusta la ropa sin arrugas; estás contenta porque el día está lindo, te alegras, cantas y entonces viene la voz interna y te dice: "¡Qué bárbaro estás planchando! Pero mira ese cuello cómo está, lo podrías planchar mejor"; "Pero ¿tanto tiempo perdés con esta pavada? La vida te pasa y seguís planchando"; "¡Qué barbaridad! Alejandra, vos que pensabas ser una mujer maravillosa, grandiosa, hacer cosas brillantes, ¿qué estás haciendo, planchando?"
El diálogo interno habla las 24 hs del día, nunca se calla, aún en sueños sigue hablando. Cuantas veces te levantas bien y, de repente, el diálogo interno negativo se encarga de decirte: "hoy te va a ir mal", "Esto es un desastre", "No sé como dijiste esa palabra que estuvo fuera de lugar", "Cómo no saludaste a esa persona"
El diálogo interno negativo tiene la función de hablarte de las cosas que hacés mal; y cuando más presionada estas, el diálogo interno negativo aparece. A más presión, más fuerte la voz negativa. En ese momento necesitas un respiro, alguien que te aliente, que te diga que te va a ir bien.
Tener todo el día un diálogo interno negativo trae problemas, hasta un cambio físico instantáneo, presión elevada, incremento de la adrenalina o incluso ataques al corazón. Presentar al mundo una mujer frustrada e infeliz, te devolverá más frustración y más infelicidad.
Diálogo interno positivo.
Cree positivamente en tus capacidades para soltarlas al hablar y transmitirlas al que te quiera escuchar. Hablar positivamente no es mentir, es alentarte y que tu voz de aliento sea más fuerte que el diálogo interno negativo. Declará: "No sé qué está pasando, pero te aseguro que saldremos adelante"
¿Cómo se cambia el diálogo interno negativo en diálogo interno positivo?
Al recibir revelación de Dios acerca de quien sos, tu diálogo interno se transforma y la percepción de la realidad será transformada. Las mujeres creemos lo que aprendimos, que Dios nos ama, que somos sus princesa, pero nunca nos sentamos a decirle: "Dios, quiero que me muestres cuál es mi identidad" .
Es más fácil que los demás sigan llamándonos de alguna manera, en vez de ver lo que Dios piensa.
"Somos lo que decidimos incentivar dentro nuestro"
¿Qué incentivas? ¿Lo negativo? ¿La mujer mandona, la mamá que todo lo puede, la que da vueltas, la que siempre hace de víctima y mártir y manipula a todo el mundo, la que suspira antes de hablar? ¿O una mujer fuerte, guerrera, que dice "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" y que sabe que tendrá éxito en todo lo que haga; que va a prosperar en todas las áreas y dejará herencia; que será oída, que dará cátedra y los demás pedirán que les hable porque todo lo que declara es lo que cree y es positivo?
Ese aliento transmitirás a los demás y sos lo que incentivas dentro tuyo.
Eso depende de vos, no depende de mí, ni de las charlas que oigas, sino de que te sientes con Dios y le preguntes: "Quiero que me digas cómo soy". Dios te describirá, no te mentirá, te dirá la verdad y recibirás el aliento del cielo.
Distintas estadísticas dicen que las personas que fueron de influencia sobre otras, no fueron personas consideradas inteligentes, ni directivas de grandes empresas, sino las que decidieron vivir con intensidad y fuerza.
El apóstol Pablo decía: "no se conformen a este siglo". Es decir, "piensen distinto". Tu diálogo interno sacará cosas negativas hasta que dejes ese hábito y hables positivamente.
El problema es que las mujeres vemos todo como si fuera de vida o muerte: "si me va mal en el examen, me muero", "si esto me sale mal, me mato".
Por eso comemos, para sentirnos vivas. Aferrándonos a la comida, al cigarrillo, al alcohol, a la droga, al dinero, a los hijos, al marido -aunque nos maltrate y golpee-, a todo lo que tenga nuestra imagen para no perder la manera.
Y Dios te dice: "Te conozco bien mujer, sé lo que puse dentro tuyo, sé los sueños que te di".
Debemos vivir por la revelación diaria, el pan diario.
Rechaza todo pensamiento que está por debajo de lo que Dios dice, porque si Dios te valora, valorate y todo lo que creas transmitirás y los demás te creerán y hablarán realidad. Si queres ser una mujer creíble, cree que Dios puso cosas maravillosas dentro tuyo.
Hay hijos que están cansados de que sus madres les transmitan preocupación: "No salgas porque te puede pasar algo"; "Tené cuidado con aquello"; "Esos amigos no me gustan"; "Esa parejita no me gusta nada". Y al estar hartos hacen todo lo contrario, porque no le creen y no toman su palabra como autoridad.
Los demás te escucharán cuando muestres al Cristo que hay dentro tuyo. Aunque el diálogo interno no se irá fácilmente porque es un hábito incorporado, opone resistencia e irá transformándose.
1-Una posición vigorosa. Decirle: "Eso no es lo que Dios piensa de mí".
2-Resistencia valiente: es decir cuidando el terreno. Decí: "Dios piensa de mí esto y me quedaré a defenderlo.
Resistencia valiente es poner cara con cara, nariz con nariz y decir: "de acá no me muevo. Esto es lo que Dios dijo de mí y no voy a permitir que la voz interior me diga lo contrario. Dios es el que me ama y es el único que tiene derecho a hablar de mí, me ha creado, me conoce y sabe el potencial que hay dentro mío. Nadie más puede opinar de mi vida".
Oposición, resistencia, enfrentar lo negativo.
Pensá en una palabra que tu diálogo interior repite todos los días en tu contra "No sos apta", "Van a elegir a otra persona", "No estás en condiciones", "Te van a dejar para lo último", "No tenés capacidad para eso". Opone, resistí, enfrentá los pensamientos negativos hasta que seas una mujer de aliento y no necesitarás que te escuchen, serás llamada y querrán escucharte, te pedirán consejo.
El pensamiento negativo tiene por objetivo robarte la bendición que Dios tiene para vos y cuando te quedas en tu cama o silla rumiándolos la bendición pasó de largo.
Si todavía no vino tu sueño, si esperas que la puerta se abra, es porque permitiste que los pensamientos negativos quitaran la bendición de delante de tus ojos.
Peleá rápido, cada vez más rápido y podrás tomar la bendición que Dios tiene.
Todo está en tus manos para tener la victoria.
No hay nada más difícil que enfrentarse con una misma. Nada más difícil que luchar en la mente con los propios pensamientos, pero que sea difícil no es imposible y Dios te ha formado para que aprendas a luchar con vos misma y que la revelación de Dios sea más fuerte que las creencias negativas del pasado.
Guíate por la revelación del cielo.
Pastora Alejandra Stamateas
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