lunes, 25 de septiembre de 2006

¡Oh Dios, si me bendijeras! (parte 1)

Dios te quiere prosperar
1 Crónicas 4:9-10. El Señor ha dicho que lo invoquemos. Los que invocan el Nombre del Señor serán salvos. Yo soy heredero de Dios. Cuando David dijo: “¿Quiénes somos nosotros para darte a ti, si todo lo que tenemos viene de ti? Si Dios no te diera las cosas a ti en propiedad, no serías heredero, sino usufructuario, y tú no eres usufructuario, eres heredero de las cosas de Dios.
Cuando se habla de herencia, se habla de un legado. Tú eres heredero de Dios, coheredero con Cristo. Dios no tiene ningún problema que las cosas sean tuyas, porque sino, en la Biblia dijera “usufructuario”. Jesús murió y derramó su sangre para dejarnos una herencia, y en el nuevo testamento, lees “tu herencia”.
1Crónicas 4:10. “E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo:
¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal para que no me dañe! !Y le otorgó Dios lo que pidió!” Hoy te voy a enseñar cómo orar para que Dios te bendiga. Hay cinco razones por las cuales le debo pedir a Dios para que me bendiga. La primera está en el libro de 3 Juan 1:5. “Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos”. La voluntad de Dios es que prospere tu alma, tu cuerpo, tu economía. Una de las cosas que debes aprender es que ser próspero no es tanto tu deseo, sino el deseo de tu Padre.
Las doctrinas están ligadas a que Dios es tu Padre, porque nadie entiende los deseos de Dios para uno, a no ser que sea tu Padre. Las primeras palabras que el Espíritu Santo quiere que digas son “haba padre”. ¿Cuántos de los padres escogieron lo mejor que para sus hijos cuando nacieron? Usted deseaba lo mejor para ellos. La paternidad de Dios te quiere ver bien, porque ¿qué padre quiere ver mal a sus hijos? Ninguno, sino los que cada día los quiere mejor, por eso los manda al colegio, a la universidad, y ha dejado de comer para dárselo a sus hijos. La Biblia dice: “Amado, yo deseo prosperarte hoy y sanar tu cuerpo”. Es un deseo de Dios. Di conmigo: “Yo voy a pedirte, Señor, que me bendigas porque es tu deseo, y ahora es mi deseo también”.
2 Corintios 8:9. “Porque ya conocéis la gracia de nuestro señor Jesucristo, porque por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”
¿En qué momento Jesús llevó tu enfermedad? ¿Lo hizo enfermándose o cuando llevó la cruz al calvario? ¿El estuvo enfermo o recibió la enfermedad en la cruz? ¿El llevó los pecados o fue hallado en pecado? ¿El fue pobre o se hizo pobre cuando en la cruz murió? Como un pobre, como enfermo con su llaga murió como un pecador en una cruz, como maldito y murió desnudo, sus vestiduras eran tan finas porque hasta las sortearon los romanos, él no fue pobre.
Lucas 8 dice que habían mujeres de la alta sociedad que le servían con sus bienes, todos los bienes de esas familias.
¿Jesús tuvo hijo? No. ¿Tuvo esposa? No. El podía vivir de una manera porque no tenía responsabilidades.
¿Tú crees que tu posición económica no le costo nada a Jesús? Lo que pasa es que no familiarizas la situación económica. Pero creemos que por sus heridas fuimos sanados; no creemos que se hizo pobre para sacarte de esa pobreza. El bajó al infierno para que tú no bajes. No creer que El se hizo pobre para que tú lo fueras. Tenía una razón de ser, era la redención.
¿Por qué quieren ustedes pagar el precio que El ya pagó? Pero no lo quieren creer, tenemos que creerle. “Yo le voy a pedir a Dios que me bendiga, porque es su deseo y porque El se hizo pobre”.
Tomado del Pastor Cash Luna

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