viernes, 20 de abril de 2007

Caminar más profundo con Dios

Debemos ir con Jesús a lo profundo, para obtener las bendiciones que Él tiene para nuestra vida. Es más riesgoso y difícil, pero la recompensa... lo vale!

Lucas 5:1-4
Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.

Ustedes imagínense; vamos a ubicarnos en esa época. Jesús predicaba en ese lago, había mucha gente escuchándolo, tanto que El dijo: “Aquí se me va agolpar la gente, necesito más espacio para poderles enseñar”. Le dijo a uno de ellos si podía subirse a su barca para que desde ahí pudiera predicar. Si leen en su Biblia, los pescadores habían estado trabajando toda la noche, un trabajo arduo, tirando las redes y jalando, todos sudando. Estamos hablando de redes pesadas, que al mojarse, pesaban mucho más, y las tiraban y las jalaban; estaban cansados. En ese momento, estaban guardando las redes, secándolas, tal vez ni estaban prestando atención a lo que Jesús decía. Y Él les dice si puede subirse a una de ellas para predicar.

Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Maestro, toda la noche hemos estado trabajando mas nada hemos pescado, mas en tu Palabra, echaré la red.

Hemos leído y el pastor nos ha enseñado que tiremos las redes, que en su Palabra, vamos a cosechar. A mí me gustaría hacer una comparación, ¿qué hacen ustedes para Dios? ¿Será que están caminando más profundo con Dios? ¿Harían sencillamente lo que Él les pidiera cuando Él se los pidiera, aunque estén sumamente cansados? Póngase en el plan de Simón Pedro. Tal vez vienen cansados, en el tráfico y no están para que les digan: “Necesito que me prestes tu carro, tengo que ir a predicar a Puerto Barrios”. Al principio se lo dice: “¿Será que me puedo subir? Sólo para que me puedan ver”. Y ya alejados de la barca, predica y le dice a Simón Pedro: “Vamos mar adentro”, ahí fue donde alegó, protestó. Tal vez ahí le salió la carne. Ha de haber dicho: “¿Cómo quieres que te lleve mar adentro, donde hay marea, donde de verdad es problemático si hemos trabajado toda la noche y encima no hemos pescado nada?”.

No sé si usted ha estado en esa posición. Cuando nos dicen: “Pon una célula, invita a la gente, así vamos a cumplir la visión”, y empezamos a alegar. O nos preguntan: “¿Quieres servir? Y respondemos: “¿Cómo voy a venir después de trabajar y estudiar, a servir?”.

Principio financiero numero uno: En todas las prédicas se nos ha enseñado que Simón no había pescado nada, y cuando en su Palabra, tira la red, sale cargada. Pero antes que eso, hay que servirle a Dios. Si Simón no hubiera llevado a Jesús en la barca, si no se hubiera ido mar adentro, no hubiera habido pesca milagrosa.

Lucas 5:6
Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
Cuando entrenamos a los servidores, les decimos que si tienen que bailarle o cantarle a alguien, lo hagan para agradar a la gente. Algunos lo hacen, pero ya alegaron primero. La bendición se va cuando uno empieza a alegar.

Cuando Simón Pedro vio la pesca milagrosa, se dio cuenta que era un pecador, y pensaba cómo le pudo alegar a Jesús cuando le dijo que fueran mar adentro. Pero había que irse a donde estaban los peces. Sé que en lo profundo, los riesgos son más fuertes, los problemas también. Si analizamos la barca, ahí es donde casi se ahogan los discípulos. Ahí en lo profundo era lo complicado. Yo tengo una broma, le digo a mi hija de 6 años: “¿Tú puedes nadar?”. Y ahí está en la orilla agarrada. Yo me voy a lo profundo y la llamó. Pero no va, porque dice que se va a ahogar. ¿No será que a nosotros nos pasa lo mismo? Que decimos que confiamos en el Señor, que nos va a dar un buen trabajo, que nos va a sacar de las deudas, no nos soltamos, no nos vamos a lo profundo, pero ahí es donde realmente está lo bueno, ahí es donde nos podemos probar que confiamos en nuestra capacidad de flote. ¿Será que confiamos en el Señor? Entonces, ¿por qué nos da miedo soltarnos de la orilla? ¿Por qué no colaboramos más? ¿Por qué no nos metemos a dar más tiempo a Él, si Dios a la larga es el que tiene todo el poder para bendecirnos? Lo podemos ver en la Palabra.

Mateo 17:24-27
Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.

A Simón lo estaba preparando Jesús para un montón de cosas sobrenaturales. ¿Ustedes creen que si Jesús le hubiera dicho a Simón: “Anda a pescar, el primer pez que pesques lo vas abrir, y de ahí saldrá para pagar nuestros impuestos”, él lo hubiera hecho si no hubiera pasado por una prueba antes? Si tú no crees que empezando a servir, prestando tu casa para una célula, dando tu carro para llevar gente al grupo, Dios te va a bendecir. Cuando yo te diga: “Hay un negocio súper extraño, pero te aseguro que si lo haces, vas a prosperar”. ¿Cómo vas a creer en eso? Y si te metes a investigar en el mercado y te dicen que no funcionará eso. Si no le has creído que Él te bendecirá en lo poco, ¿cómo vas a creer por más? Yo cuando me iba a meter a vender GPS, todos me dijeron que no se venderían. Traje el primer GPS, y no sabía ni usarlo. Me los llevo y se los muestro a la gente, y he vendido cientos de éstos, aunque no los sé usar. Ahora hay un montón de gente diciendo que le ofrecieron esa distribución y no la quisieron. ¡Sorpresa!, era bueno, pero porque lo hice en su Palabra. ¿Cuál es la diferencia en que tú me digas ahorita: “Lo voy hacer en su Palabra”? Es que antes de llegar a hacer las cosas en su Palabra, me metí a servir al Señor. Y entonces me meto a hacer las cosas basado en la Palabra y viene Dios y lo bendice a uno.

¿Cuántos de aquí pudiéramos decir: “Cada vez que me piden algo, yo lo hago, no soy de los que alego”? Tal vez ahí puede estar el principio de sus problemas, en que son unos “Simones” en potencia, y que lo que vemos de usted es el Simón alegador, pero si cambia hoy, podemos ver el Simón arrepentido que cae de rodillas ante Dios, que dice: “No soy digno, soy un pecador, he estado alegando, pero hoy me arrepiento y a partir de hoy, voy a hacer las cosas como tú mandas. Si mañana me mandas a hacer un negocio raro, lo voy hacer. Y seguro ustedes van a empezar a bendecir a más gente.

Dé para recibir, dé servicio, dense ustedes para Dios. Hablemos de lo profundo, si no se van a lo profundo, ¿cuándo van a lograr sacar peces grandes? Demos un punto evangelístico: Si no siguen a Dios, si no siembran, no van a poder cosechar. Dice que cuando llega Simón Pedro arrepentido, Jesús le dice que ahora será pescador de hombres. Yo nunca pensé que Jesús me iba a llamar a mí como un servidor cuida carros, que de eso me iba a volver empresario y de eso a ser pescador de hombres. El proceso lo viví en quince años, de empezar como servidor, pasar a empresario y terminar aquí parado predicándoles a ustedes. Para unos es más largo el proceso; para otros, más corto, pero de que funciona, funciona. Empiece a servir a Dios, Él paga muy bien.

Otro principio: aprendamos a separar la carne del Espíritu.

¿Qué fue lo que hizo a Simón alegar en ese momento? La carne. Eso es lo que nosotros hace que reaccionemos, lo primero que nos sale. El se sentía bien alegando. Creo que como era el jefe de la barca, tenía que pensar en el resto de los pescadores. El tenía que alegar por el grupo, pero cuando se arrepiente y le pide perdón a Jesús, entró a funcionar el Espíritu. Esta prédica es ideal para que aprendamos a ver qué está mandando nuestra vida. Si la está gobernando la carne o el espíritu. ¿Qué creen ustedes? De repente somos igual a Simón Pedro. Que en la mañana somos espirituales para algunas cosas, pero cuando nos piden algo más, empezamos a alegar y nos volvemos carnales. Mi esposa tiene un dicho muy bonito: “Si ustedes tienen dos perros, uno blanco y uno negro, de la misma raza, que nacieron al mismo tiempo, y los ponen a pelear, ¿quién ganaría? Ella dice que ganaría el que más fuerte esté. ¿Y cómo puede estar más fuerte? Depende de lo que coma. Si ustedes a ese perro blanco no le dan de comer en un par de días, ¿quién ganaría la pelea? El negro y viceversa, el blanco. ¿Ustedes le dan de comer a su espíritu todos los días? ¿Le dan de comer a su carne todos los días? Deje de darle de comer a su carne, y su espíritu va a estar más fuerte. Dele de comer a su carne, y ésta estará más fuerte.

Si no vinieron durante estos días de Semana Santa a la iglesia, ¿no se sienten más débiles? Porque en esos días estamos más expuestos a darle de comer a la carne; no hay grupo, no hay células, ya ni leemos la Biblia, y cuando uno siente, en ese momento estamos expuestos más a la carne, y estaríamos más expuestos a alegar, a aceptar algún pecadito, a hacer algo malo que a estar en lo espiritual. Les aseguro que ahí es donde le estamos dando de comer al espíritu, y la carne perdería una batalla. Simón Pedro perdió una batalla cuando empezó a alegar, pero cuando cayó arrodillado, Jesús se dio cuenta de qué clase de persona era. Dijo: “Yo no puedo seguir pensando en la carne, no puedo seguir con esto”.

Simón Pedro fue sabio, alegó y se fue a lo profundo, pero ¿cuántos de ustedes han alegado y no se han ido ni un metro al fondo y se han perdido de la bendición que Dios tiene para ustedes? Pero ahí están orgullosos, dicen: “Yo no me voy a lo profundo”. ¿Cuántos hemos estado así, que alegamos y no hacemos? Y tal vez otros peores, que alegamos, no hacemos y provocamos que otros tampoco vayan. Hay mucha gente que no ha sido bendecida por lo que nosotros les hemos dicho. Podríamos arrepentirnos hoy de nuestras decisiones y de nuestra manera de actuar conforme a la carne y no conforme al espíritu.

Un lema muy bonito dice: “Si te ves frente a un espejo, sólo miras lo de encima, pero de adentro no lo ves”. Lo de afuera es nuestra apariencia con los demás, nuestra interior es nuestra reputación con Dios. ¿A quiénes nos gusta complacer más, a los demás o a Dios? A veces tenemos que alegar, porque si no, los otros nos van a decir: “¿Por qué no alegaste? Pero en ocasiones, es mejor quedarse callado y obedecer todo lo que dice la Palabra, porque Dios los va a bendecir. ¿A quiénes les gustaría que la historia de su vida se resumiera en esos cinco versículos? Simón Pedro no terminó ahí.

jueves, 19 de abril de 2007

El amor es alguien

Jesús vino a reconciliar al mundo con Dios, y conocerlo es tener una relación con él. Todos vamos a ir al cielo, pero no todos se van a quedar allí. Tú debes asegurarte de que cuando llegues allí, sea para quedarte.

Juan 17:1-2
Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.

Ninguna persona en el mundo, de ninguna religión o fundador de alguna ha hecho las declaraciones que Jesús hizo. Nadie dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Jesús siempre estuvo seguro de quién era, nunca lo negó. Y por eso lo crucificaron, por Él creer realmente que era hijo de Dios, que vino a morir en carne para perdón de nuestros pecados. Nuestra creencia debe ser firme, como la de Jesús. El dijo: “No le teman al que puede matar el cuerpo, sino al que puede mandar su alma al fuego”. El es capaz de darnos vida eterna, no una religión.

3 Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has enviado.

La vida eterna es conocer a Dios y a Jesús a quien El envió.

Hay que saber el significado de la palabra “conocer” en este contexto. En el principio, cuando Dios creó a Adán y Eva, Él hizo caer en un sueño profundo a Adán, y sacó la mujer de su costilla para que estuviera a su lado, no para que la tenga abajo, ni arriba. Dice la Biblia que más adelante, conoció Adán a Eva, concibió ella y dio a luz. De ese “conocer” está hablando la Escritura cuando dice: “Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti”. En este contexto de Adán y Eva, ya se conocían, pero cuando se unieron sexualmente, entonces concibió. Esta palabra quiere decir: “relacionarse con”. Lo que se había separado, lo vuelve a unir. El vino a reconciliarnos con Dios. No es que sepas un poco más de Biblia, ni que sepas sobre libros que hablan de Dios, sino que tengas una relación con Él, vivir con Él, estar en Él. Eso es la vida eterna: que te conozcan a ti y a Jesucristo a quien has enviado. Usted podría ver a Jesús y no necesariamente ser salvo. Lo podrían llevar al cielo y no dejarlo ahí. De hecho, todos vamos a llegar para el juicio, pero no todos se van a quedar ahí. Pero no van a llegar ahí, asegúrese que cuando llegue, se quede ahí. La Palabra dice: “Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti”.

1 Juan 4:7-9
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.

El amor de Dios se mostró dándonos a su hijo. La Biblia dice: “El que no ama, no conoce a Dios”. Y ¿cuál es la vida eterna? Que lo conozcan a Él. Entonces, el que dice conocer a Dios, pero no ama, ¿conoce a Dios? ¿Y el que no conoce a Dios tiene vida eterna? No. Entonces, todo el que conoce a Dios, debe de amar. No hay salvo con resentimientos. La gente se vive quejando del amor que le dan, pero hay que ver qué amor da.

Tenemos un problema con eso del amor, porque lo hemos malinterpretado. No es un sentimiento. De hecho, en Jeremías dice que el corazón es engañoso más que todas las cosas, ¿quién lo entenderá? O sea que el corazón te puede engañar más que alguien que hace fraude, que un ladrón, que un estafador. Los sentimientos son traicioneros y la gente los maneja de una forma traicionera. Dicen: “Yo sé que es la voluntad de Dios, porque siento paz”. ¿Usted cree que Jesús sintió paz en Getsemaní? No, pero sabía que era la voluntad de Dios. A mí la voluntad de Dios me ha producido agonía, dolores, quebranto, a veces, pero es lo que hay que hacer porque es su voluntad. Caminar por sentimientos es el peor error que puedes tener como cristiano. Dicen: “Yo siento”, pues pare de sentir y póngase a actuar. La gente siente. ¿Cuántos han sentido que aman a una joven y a los siguientes días, ya sienten que aman a otra? Las mujeres son especiales en querer sentir.

Nosotros nos equivocamos y nos metemos en sentimientos; vivimos ministrando los sentimientos de forma inadecuada. ¿El amor es decirle que la ama? Nos pasa eso, que es un alimentar el sentimiento. El amor no es un sentimiento, sino un conjunto de hechos, de actos en el bienestar de una persona o el tuyo mismo. Dios dice: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús nunca le dijo a nadie “te amo”. Busque en las Escrituras, y me dice si lo encuentra. Esa es la imagen que queremos tener de Dios. Como cuando Juan se recostaba en el pecho del Señor. Pero seamos más realistas. El a nadie le dijo “te amo”.

El le dijo a Pedro: “¿Me amas? Apacienta mis ovejas.” No le dijo: “escribe un poema”. Tenemos una imagen que agarramos del mundo y se la pusimos al Señor. Estamos equivocando las cosas en el reino de los cielos en cuanto al amor. Se viven ministrando cosas acerca de amor, que no es amor.

¿Cómo nosotros podemos aprender de lo que es verdaderamente amor si recibimos la información inadecuada y lo ministramos mal? Por eso es que hay tanto lío amoroso. Tanta jovencita con el corazón destrozado. ¿Quién te está poniendo el concepto de qué es amor? Si fuera tan importante decirle: “te amo”, entonces ¿por qué Jesús nunca lo hizo? El amor se demuestra con hechos. Tal vez su marido no le dice “te amo” todos los días, pero se va a trabajar duro. El te dice con eso que te ama, dígaselo usted con una sopa calientita al recibirlo. ¿Cómo vamos a vivir en el amor si no sabemos cómo manejarlo?

Filipenses 2:9-13
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Querer y hacer. No es sólo sentir. ¿Qué tal si un día ya no siente en su matrimonio? Ese no es suficiente motivo para dejarse. O sea que nuestra relación depende de lo que sentimos, y la Biblia dice que el corazón es lo más engañoso que existe.

¿Tú crees que es amor entregarse a esa persona en drogas para casarte, sabiendo que de eso van a venir tus hijos? Eso es sentimiento, te movieron los sentimientos. Pasados unos años, ya no sentiste lo mismo. ¿Cuál de todos los sentimientos es entonces? Jesús nunca dijo: “Yo siento que voy a resucitar, yo siento que va a ser sano aquel,” El hablaba de cosas que había que hacer.

Conjuguemos el verbo “amar”. ¿Qué es eso? Ahora, conjuguemos el verbo “estudiar”. Eso sí le dice algo. La palabra “amor” no dice nada si no va acompañada de algo que lo complemente, como: “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su único hijo”, dio. Si vas a conjugar el verbo amar, dime con qué verbo lo estás conjugando. Dios es amor. A cuanta gente registra la Biblia que Jesús abrazó y besó. El único beso que se registra es el que le dio Judas, y fue quien lo entregó.

I Corintios 13:4-9
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

Jesús murió en la cruz por nosotros, de esa forma demostró su amor. No dijo: “Te amo”. Y todavía dijo: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”. El buen samaritano no recogió al ladrón y le dijo: “Te amo mucho,” sino que lo recogió y le pagó al mesonero para que lo cuidara.
Si Dios es amor, puedo sustituir la palabra “amor” por “Dios”. Diría: Dios es sufrido, es benigno; Dios no tiene envidia, Dios no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Dios nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y Dios, estos tres; pero el mayor de ellos es Dios.

La próxima vez que le digas a alguien “te amo”, asegúrate que es con otro verbo que lo estás diciendo. Con el verbo oír, soportar, perdonar, sufrir. Con esos verbos se puede decir “te amo”, pero sólo amar, no le dice nada a nadie.

“Señor, voy a aprender a amar, más que decir “te amo”, lo voy hacer. Gracias por amarme primero; yo te amaré con mi servicio, mi obediencia, mi conducta, mi manera de ser y hacer las cosas”.

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