miércoles, 26 de septiembre de 2007

Cómo afrentar una crisis

Deseo que comprendas que la adversidad que hoy puedas estar viviendo, es un proceso. Si amas a Dios debes de tomar lo bueno y desechar lo malo.

Cuando tengo la oportunidad de compartir la Palabra, siento una gran responsabilidad, pero también un gran gozo. Para mí, la Palabra ha sido mi sustento en los momentos más difíciles de mi vida. Mucha gente cree que or ser pastores, no tenemos problemas en la casa, familia o negocio, o que todo nos va a salir bien, pero quiero decirle que el servir a Dios de tiempo completo, no garantiza que no habrá situaciones adversas.


A veces nos vemos en situaciones que a no ser por la Palabra de Dios, no saldríamos de eso. Quiero compartirle hoy una de las vivencias que son la clave para soportar esos momentos difíciles, en los que las promesas de Dios nos sostienen. ¿Cuántos de los que están aquí se han defendido con la Palabra de Dios en medio de una crisis? ¿Cuántos de los que están aquí saben cómo estar parado en el momento preciso en que se recibe algo adverso? A lo largo de la vida que Dios me ha dado, he tenido diferentes tipos de problemas; he hecho buenos y malos negocios, los malos me han angustiado en su momento. Uno se pregunta: “¿A qué hora me metí en eso?” y “¿Cómo voy a salir de eso?”. Aquellas situaciones familiares que uno no mira ni principio ni fin, y he creído que algo demasiado malo me está pasando, y que Dios no está en control de ello. Pero la Palabra que les voy a compartir es la que me ha ayudado a salir de esas crisis.

No se cuál es la problemática que puedes estar viviendo hoy, o en las decisiones que estás por tomar, pero hay decisiones que uno siente que algo grande se le está viniendo encima. Las primeras preguntas que uno se hace son “¿qué hice? ¿Qué no hice? ¿A qué hora no tuve tal control? ¿A qué hora se me pasó éste que no me quiere pagar? Y empieza uno a buscar un culpable. Al que primero le echa la culpa es al diablo, y él tal vez ni se metió ahí. Quiero contarle que el diablo no es omnipresente, ni omnisciente, es sencillamente un ángel caído del cielo, no tiene las facultades que tiene Dios. Por lo tanto, si el diablo se ocupa de uno de ustedes, difícilmente se va a ocupar de mí. A veces, está pasando por un problema o está por entrar a una de esas cosas que dice “me reventó, ya ni corro porque para dónde agarro”. No se si ha pasado por momentos en que no es momento de defenderse, ni siquiera de esperar en las promesas de Dios, sino de saber estar de pie. Si uno, por ejemplo, algo sencillo de la importancia de cómo afrontar una situación adversa.

Cuando a una persona se entrena en autodefensa, lo primero que le enseñan es a pararse. Lo más importante no es cómo usar las manos, sino cómo estar parado. Les pedí a estos tres hombres que pasaran al frente para que usted vea la diferencia. El primer hombre está parado recto, puro soldado. Yo soy el problema, la adversidad, póngale el nombre que usted quiera: pobreza, problemas familiares, escasez. El es un hombre de Dios que ve hacia el frente, que tiene los ojos abiertos y sabe cuando una adversidad le viene porque vive en santidad; pero tiene un problema: está mal parado y cuando viene la adversidad, no puede hacer nada. Al contrario Marlo, que para él es más fácil, porque ni está en la iglesia, ni entiende lo que está pasando y con un dedo lo botan. Cuando usted sabe cómo pararse, el primer impacto que reciba de la adversidad no va a ser tan potente como para botarlo. No es suficiente ver el adversario. Si lo ve y está mal parado, se va a caer. Si no lo ve, solito se cae. Pero cuando una persona está viendo lo que Dios ve, tiene una visión clara de lo que debe de hacer, pero además sus pies están colocados en el lugar correcto. Cuando la adversidad viene contra él, es mucho más fácil resistirla.

Grandes hombres de la Biblia han vivido adversidad. El hecho de ser cristiano no te garantiza no vivirlas. Un ejemplo es Daniel, un hombre bueno que por hacer lo correcto, lo metieron al horno de fuego. Nabucodonosor sacó una ley que el que no se postrara ante él, moriría. Ellos no lo hicieron, así que los condenaron a un horno de fuego. Los guardias que los llevaban se quemaron antes de llevarlos. Daniel era un hombre de Dios, lo respaldaba y aprobaba Dios en todo lo que hacía. Entonces, ¿por qué lo tiraron al horno? Y cuando lo tira a él y a sus dos amigos, dice que Nabucodonosor vio que había un cuarto hombre dentro del horno, entonces le gritó a Daniel “sal de ahí”, y dice que salió caminando sin olor a humo ni haberse quemado. Entonces Nabucodonosor reconoció que el único Dios es Jehová. Había un propósito.

El propósito en el momento en que Daniel estaba siendo presentado ante la adversidad era demasiado grande para que lo entendiera. Daniel no sabía que el propósito de Dios era que Nabucodonosor reconociera que el único dios es El. Pero como sabía estar parado, vio un problema, pero se mantuvo parado, no se resistió al proceso. ¿Qué sentido tiene que Jesús haya sido crucificado? Que tuviéramos redención.

La adversidad que hoy estás viviendo deseo que comprendas que no necesariamente es un castigo. Si amas a Dios, es un proceso. Y ese proceso puede iniciar con una adversidad, pero de todo lo que te pase, debes de tomar lo bueno y desechar lo malo.

Romanos 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.

¿Usted puede decir hoy que todas las cosas que le sucedieron hoy van a obrar para bien? Yo acabo de pasar por un momento muy difícil, y cuando Dios me hizo esta pregunta, no le pude responder tan rápido, porque habían sido tantos problemas que dije: “¿A qué hora me perdí de Dios, y me metí en este lío? Y pedí a Dios que me ayudara cuando El me trajo a este versículo: Esto es a los que a su propósito son llamados. ¿Usted conoce cuál es el propósito de su vida? ¿Para qué nació? ¿Por qué Dios lo quiere vivo hoy, mañana? Si ha obtenido su salvación, ahí empieza nuestra relación de identidad como hijos. Y llega un momento donde las adversidades no sólo son ataques de Satanás o pruebas, sino procesos para que pueda tomar lo bueno y desechar lo malo. Cuando este en ese proceso, déle la gloria a Dios.

I Tesalonicenses 5
Así como les mostré a esos tres hombres, así Pablo enseña en esos pocos versículos cuál es la posición correcta de tus pies espirituales. Nunca se me había revelado cómo sostenerme en la adversidad. Ahora pasé por ese proceso, una escuela cara y difícil, pero si no hubiera sido por ese proceso, no pudiera obtener las cosas que ahora puedo por la fe que adquirí luego de salir de ese proceso.

Aquí Pablo empieza a hablar de personas que están presidiendo muchas cosas, pero le dicen que mantenga la paz. Tal vez presides muchas cosas, eres una persona que tiene que mantener la paz en medio de la adversidad. Empieza uno a sentir que no puede ni respirar, deja de dormir, se acuesta pensando en eso. Pero, ¿cómo conservar la paz? También os rogamos hermanos que amonestéis a los ociosos… Y cuando usted está viviendo una adversidad, lo que Satanás busca es que su ánimo decaiga, y lo primero que tiene que estar pendiente es que éste no vaya a decaer. El día que pierde el ánimo, empieza a perder la esperanza que es en Cristo Jesús, empieza a perder la confianza que las cosas que no son, pueden ser. Ahí no está metido el diablo, sino sus sentimientos. Y si con algo debe de luchar, es con su ánimo. ¿Cuántos de los que están aquí tienen una adversidad que derrotar esta semana? ¿Cómo está su ánimo? Después de esta Palabra, espero que salga con la mente en alto, confiando que Dios está con usted, no contra usted. Y dice: ... que seais pacientes para con todo. Mirad que ninguno pague mal por mal. Pero usted en medio de una adversidad, si alguien le mete un empujón, de inmediato usted quiere meterle uno a otro. No podemos pagar mal por mal.

Segundo consejo: Guarde su corazón y no deje que su carne pague mal por mal. Usted pelea con su esposa, y ella le grita dos cosas feas; entonces, usted le responde tres peores. El hombre que estaba parado aquí, estaba de pie, recto, viendo el problema, pero no tenía un pie atrás, no podida soportar la presión. Un poco más de presión y se cae. Cuando recibe la presión de la adversidad, tiene la opción de balancearse con las fuerzas del Señor hasta que la adversidad pase.

¿Cuántos de aquí quieren salir victoriosos de la adversidad?

Tercer consejo: Estad siempre gozosos. ¿Cómo puede estar gozoso en medio de la adversidad? Porque yo he pasado por problemas, se lo digo. Hay momentos en que el ánimo no da, en los que uno dice “ya no puedo”. Que siente que el agua la tiene más que al cuello, echándose los primeros traguitos de agua, pero si nos mantenemos gozosos en lo que realmente es el gozo del Señor, vamos a pasar la adversidad como quien va en una balsa protegido de cualquier tormenta, como aquél que está en un castillo fuerte protegido de Satanás. Esa es la forma de soportar la adversidad; si mantiene el gozo en la salvación, va a por soportar todo. Yo soy una persona muy optimista. Pero en esa prueba que tuve, yo tenía enfocado mi gozo en algo material y no en lo espiritual, y cuando no vi resultado en ello, fue cuando el Señor me reprendió. Me dijo: El gozo es mi salvación. Recuerda que no eras nada y hoy estás vivo porque mi hijo murió en el calvario y eres salvo. En ese momento, me recuperé y dije: “Esto es ganancia”. El hecho que Dios me quiera formar, sólo es una añadidura que me provoca gozo, porque yo estaba muerto y Dios me rescató. En medio de la dificultad, no olvides lo que realmente provoca gozo a tu espíritu. No es el cheque de tu salario, no es la dificultad que venciste, es que el gozo de la salvación está en ti. Y sigue Pablo dando algunos consejos.


17 Orad sin cesar

¿Sabe qué es eso? Ore hasta que salga del problema, hasta que la adversidad pase, hasta que la ola reviente y pase. No sé si ha ido al mar y se ha parado de lado, esperando que la ola pase. Pero los que están mal parados, salen raspados con la calzoneta por un lado. Si usted no sabe pararse frente a las olas, su experiencia va a ser vergonzosa, pero a los que nos gusta, sabemos cómo pararnos y es divertido. Está tomando lo bueno y desechando lo malo. No quiere decir que no va a pasar adversidades, la diferencia es cómo las pasa; si en el suelo o bien parado.


18 Dad gracias en todo y siempre.

¿O va a esperar que las ventas se levanten para dar gracias? ¿O a ver los resultados del examen para creerle que Dios es un dios sanador? Dé gracias por adelantado, celebre desde antes, porque usted es un hombre y una mujer que ve las cosas antes que de sucedan. ¿Cuántos de ustedes tienen la fe para ver las cosas que hoy no son como que si fuesen? Usted está poniendo la fe en lo correcto. Pero si viene a decir: “Pastor, ore por mí porque no sirvp, soy tonto, mi vida siempre ha sido así…”, no puedo orar por usted, porque no cree que puede salir de esa nube negra. El secreto es que usted se pare bien y va a seguir avanzando, y no va a parar, porque está hecho para ser cabeza y no cola. Una adversidad no lo puede vencer. ¿Cuánta lástima quiere dar para levantarse de esa lona?

18… en Cristo Jesús.

Cuando de gracias, sepa y prevea estar en la voluntad de Dios. Si usted ha aceptado a Jesús, se guarda en los caminos de Dios, está haciendo las cosas dentro de la voluntad de Dios, entonces todo lo que le venga está dentro de su voluntad.

Si su ánimo decae, su espíritu también; en ese momento, las fuerzas físicas se agotan, las fuerzas emocionales se acaban y sólo Dios a través de la salvación en Cristo Jesús nos puede levantar de nuevo. Es momento en medio de una adversidad que revise qué tanto está metido el diablo, qué ha hecho usted por tomar malas decisiones, examínelo y déjelo de practicar. Si era malo, no lo practique y si es bueno, sígalo haciendo.

22 Absteneos de toda especie de mal…

Santificar es sinónimo de completar lo que está confuso y todo vuestro ser espíritu…

¿Hasta cuándo nos debemos de sostener bien parados frente a las adversidades? Siempre. Hasta que el Señor venga.

Romanos 8
¿Se recuerda, lo que leímos en el verso 28? Levanten su mano los que han estado viviendo en adversidad. ¿Cree que puede salir de eso hoy? ¿Puede creer que está dentro de un propósito divino para ser un mejor hombre y mujer? ¿Cree que puede ponerse de pie y creer que las cosas que ahora viven son parte de un proceso por medio del cual Dios quiere que usted sea un mejor hombre y una mejor mujer?


Verso 25
Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Muchas veces, no sabemos cómo pedir en momentos de adversidad. He tenido momentos que ya no sé ni qué pedirle a Dios. Les pido a Dios y al Espíritu Santo que me revele lo que Dios tiene para mí. Quiero invitarlo a que levante sus manos y empiece a gozarse de la salvación que tiene en Cristo Jesús. Hoy quiero invitar a los que ya estamos en Cristo Jesús, pero que están en medio de una adversidad.

Padre, te pido que esta noche llenes a cada hombre y mujer, que a través de tu espíritu encontremos la solución de la adversidad a la cual hemos sido expuestos, sabemos que todo obra para bien, y te glorificamos y declaramos que este es un propósito divino que tienes para con nosotros. Sé que levantarás hombres y mujeres que después de esta adversidad, dirán a este monte “muévete y échate en el mar”. Recibirán autoridad para sanar a los enfermos, predicarán tu Palabra con denuedo y con fe. Declaro que las adversidades son parte de un propósito y lo encontramos tratando de salir de esa adversidad. Declaramos que de hoy en adelante, nos gozaremos de la salvación, no dejaremos de orar y te damos gracias por todo, Señor.


Tomado de www.cashluna.org

miércoles, 12 de septiembre de 2007

LAS HUELLAS DEL AMOR

El pecado ha dejado sus marcas y heridas en mucha gente y en nuestra sociedad, pero el amor puede sanarlas. Jesús también vino a dejar su huella en este mundo y nadie ha dejado ninguna tan grande.

Efesios 1:13-14
En El también vosotros habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en El, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la profesión adquirida para la alabanza de su gloria.


Quiero hablarle de esto, quiero comenzar con las arras del Espíritu, y luego me voy a pasar al sello del Espíritu Santo.

Las arras son algo que se da en garantía para cumplir una promesa. Todos los que han ido a comprar una casa en construcción, saben que dan el enganche, firman una promesa de compraventa y dan una cantidad en arras. Por ejemplo, que da $10,000 en garantía. Y si cuando la casa se construya, esté terminada, usted no la compra, pierde esta cantidad. Si lo hace, eso se le abona al precio de la casa. Lo mismo pasa si el vendedor ya no se la quiere vender. Es la garantía de una promesa que usted hace. El Señor nos dio a nosotros grandiosas promesas, las más bellas y poderosas que hay. Nos ha prometido bendecirnos grandemente. Dios no necesitaría jurar que va a cumplir esas promesas, pero se lo juró a Abraham. No necesitaría dejarlo por escrito, pero lo hizo. El no necesitaría una garantía, pero la dejó. Su Palabra debería ser suficiente, porque El mismo dijo que el cielo y la tierra podían pasar, pero su Palabra no. Pero Dios no queriendo que dudes, ha dejado una garantía. Y entonces te dejó las arras, pero El me imaginó que se puso a pensar qué arras dar. Te pudo haber dado un pedazo de tierra, oro, pero te dio la mayor de todas las garantías, que fue la presencia del Espíritu Santo. Dijo: “Voy a cumplir la promesa y para demostrártelo, que ese día va al llegar, te dejo a mi Espíritu Santo en garantía”; como diciendo: “Si no cumplo, te quedas con el Espíritu”.

Si usted pudiera arrancar al Espíritu Santo de la trinidad, lo cual es imposible, entonces cabría la posibilidad que Dios fallara, pero como el Espíritu Santo es uno con el Padre y el Hijo, es imposible que El le vaya a fallar a usted. Fíjese que no le dio $10,000 en garantía, sino su propio ser en garantía y quiero que preste bien atención a esto: Cuando pensó en bendecirlo, dio lo mejor que podía dar. Cuando te creó a ti, lo hizo a imagen y semejanza de El, no a imagen y semejanza del mono. Luego, cuando pagó para salvarte, dio lo mejor que tenía, y es la vida de su hijo. Y cuando quería garantizar las promesas, dio la presencia de su espíritu. Tiene tantas ganas de bendecir que ha dado lo mejor de El. Tiene más ganas de bendecirte que las mismas que tú tienes de ser bendecido.

Le pregunto: ¿Qué es mayor, la presencia del Espíritu Santo o cualquier promesa que El le ha dado? Digamos que Dios le ha prometido bendecirlo con un aumento, ¿qué es mayor? Si El ya le dio lo más grande, ¿no cree que también le dará lo otro? El va a cumplir sus promesas.

Ahora quiero hablarle de lo que es el sello. Usted fue sellado el día que vino y recibió a Jesús en su corazón. El pueblo de Dios en el Antiguo Testamento eran los hebreos, ellos tenían que hacerse un sello en su cuerpo, haciéndose la circuncisión. Cuando nosotros venimos al Señor, ya no tenemos esa señal en el cuerpo, pero tenemos una en el corazón, y es el sello del Espíritu Santo. Dice que usted le pertenece. Por ejemplo, los que han trabajado en fincas, y han tenido ganado, lo sellan para que no se pierda. Le quema los lomos y dice: “Ese es mío”. Igual es Dios, le marca el corazón, nadie lo toca. Mire lo que hacen las personas para imitar ese sello: las maras se ponen tatuajes para identificar a cuál pertenecen; hasta se tatúan el sello de la subdivisión de la cual son parte. Además se ponen los tatuajes de lo que han hecho. Por ejemplo, los que tienen lágrimas tatuadas son señales que han matado a personas. Estos jóvenes que vienen de familias desintegradas, están tan deseosos de ser aceptados por una familia, que encuentran en las maras una familia, pero les piden que maten a alguien para poder ser parte de esa familia. Ahora tú, no perteneces a una familia de criminales, sino a una santa. Tú no has matado a alguien, sino estás aquí porque alguien dio la vida por ti. Perteneces al linaje real del Señor Jesucristo, ese es el sello que te han puesto.

Tanto se ha hablado acerca de la marca de la bestia, se ha hablado más de eso, que del sello del Espíritu Santo. Entonces, todos se han puesto a especular acerca de la marca de la bestia, 666. Algunos empezaron a decir que la marca de la bestia eran las tarjetas de crédito. Hay gente tan prejuiciosa que si su número empieza con 666 dicen: “Eso es del diablo”. ¿Qué acaso no han entendido que los números los inventó Dios? Se ha escuchado que se hará un chip, el cual será implantado. Usted recibe correos de cristianos diciendo algo sobre el sello de la bestia; tiene más temor de la marca que alguien le quiere poner, que orgullo por el sello que lleva dentro. Usted está sellado, tiene dueño, pertenece a una familia. Debería ir a mostrarlo, con todo orgullo. No creo que haya personas con más pasión de marcar un rostro en una papeleta hoy que porque Jesús dio su vida por ti.

¿Ha visto cómo algunos hijos se parecen a sus padres? Y dicen “ahí va toda tu marca, ahí va tu fotocopia”. Por ejemplo, a mi hija Daniela, tiene unos ojos lindos, la ve y dice “Es igual a la pastora Debbie”. O ve a mi bebé y dice “ese es igual al pastor Chofo”. ¿Sabe que ese sello es el mismo que Dios ve en usted? Cuando alguien lo ve dice: “Este es hijo de Dios, usted es cristiano”. El diablo lo reconoce por ese sello, le dice que usted es de una familia. Cuando el hijo pródigo regresó a la casa de su Padre, no sólo le cambió ropa, sino que le dio un anillo con el sello de la familia. En aquel tiempo, todos usaban un sello de familia, tenían su escudo. Dios también lo tiene y lo ha puesto en tu corazón. ¿Sabe cuánta gente anhela, ambiciona, tener buenas marcas, y mostrarlas por todos lados? Usan con orgullo las marcas. Unos llevan con tanto orgullo la playera del Real Madrid; otros, de los Cremas. Pero, ¿cuándo le ha dado el Real Madrid algo a usted? ¿Alguna vez lo ha bendecido? Ni un ticket para ver el partido.

Sin embargo, lleva esa marca con orgullo; pero el Señor le pone esa marca a usted, El pagó para que usted entrara al cielo. No lo puso en galería, sino en una casa con calles de oro. Usted debería usar eso con más orgullo. La gente usa esas marcas con tal satisfacción, se la pone para que la gente le vea la marca. Usted podría tener un Roll Royce, por ejemplo, pero ninguna de esas marcas está por encima del Señor Jesús, porque su Nombre está sobre todo nombre en la tierra y debajo de la tierra. ¿Usted ha visto dónde ponen las marcas en las camisas? No las ponen del lado derecho, sino del lado izquierdo, cerca del corazón. Diga a la gente “soy cristiano, tengo un Padre, tengo alguien que es mi dueño, estoy sellado”. Quiero que todos se vean las manos, todos tenemos huellas y somos capaces de dejar huella en esta vida. Dejas huella en tu caminar. Una vez, un padre le dijo a su hijo: “¿Qué haces en un bar emborrachándote con tus amigos?”. El le respondió: “Sólo seguí tus huellas”. Usted deja marcada a la gente. Sus huellas son únicas, nadie puede tener la huella que tiene usted. La huella del pie que usted tiene, es lo único que el diablo puede ver de usted, porque dice la Biblia que El pone su pie sobre el diablo.

También estaba meditando en esto. Mucha gente ha sido marcada en su vida. Esas marcas que han dejado la vida de pecado; tiene marcas en su vida y corazón por la vida que ha llevado antes. Me ha tocado ministrar a muchos jóvenes por la separación de sus padres, porque han sido maltratados; por temor y vergüenza, porque en su casa sólo amenazaban con golpearlos. Hay gente que ha crecido con huellas marcadas en su vida, que vienen de ese pecado, violencia o abuso. Que han crecido viendo a sus padres drogados o en alcoholismo. Esas huellas deforman su vida, son personas que no tienen confianza cuando Dios les dice algo, tienen vergüenza de dar testimonio de Jesús porque de niños nadie les puso atención. Están marcados, porque nunca tuvieron un padre que los escuchara. El pecado, el rechazo ha dejado huella. Lo que los candidatos ofrecen es ver cómo componen todas las consecuencias del pecado. Hoy no puede caminar por la noche tranquilo, porque estamos marcados por esa huella, pero también quiero decirte que el amor de Jesús ha dejado huella en ti.

Ví unas fotos, de lo que ha sido el pecado del mundo y me asombré de la cantidad de cosas que el pecado ha traído. No puedo tener misericordia del pecado, porque éste no ha tenido misericordia de nosotros.

Empezamos con las guerras, que se originan de odios y rencores. Esa ha sido nuestra Guatemala con 36 años de la guerra civil. Esa es una de tantas guerras de sedición, mujeres violadas, abortos, las torres gemelas, la bomba atómica, asesinatos, pobreza, gente necesitada, gente sin familia, abandonada en miseria. Homosexuales, orgías, niños muriendo de plagas, efectos del sida, una plaga, desnutrición, los divorcios y pleitos en los hogares, niños en vi6lencia familiar, abandonados, drogas, vicios; gente que trata de curar la amargura con el licor, la desesperación. Algunos quieren incluso quitarse la vida; esa es la marca del pecado en nuestra sociedad.

Ni siquiera pusimos las fotos más fuertes, porque pudiéramos mostrar otras más. Pero, ¿sabe por qué se las muestro? Para que se indigne contra el pecado. Quiero pedirle que la gente que ha sido alcohólica se ponga de pie, sin vergüenza. ¿Ve lo que solamente el licor ha hecho entre nosotros? Ha destruido familias, recursos, patrimonios; ese licor ha destruido relaciones de padres a hijos, ha dejado moretes, pero lo que me parece más increíble es que muchos hijos que vieron a sus padres, repiten lo mismo. Muchas familias en vez de sentirse indignadas, me asombra lo acomodados que están. El otro día vi en tiempo de Navidad, a un padre llevar a sus hijos a ver el árbol Gallo. La gente habla de las fiestas XL, como que fueran lo máximo. ¿No se da cuenta la destrucción que ha traído esto? ¿Cómo puede ser? Debería vivir indignado contra eso. Ni siquiera debería estar discutiendo si se puede el “traguito social” o no, sino debe de estar indignado por lo que eso le ha robado a su familia. El otro día salió un joven anunciando un licor, y le pregunté: “¿qué te pasa?”. El licor le quitó a su papá, y lo está anunciando para que más papás mueran. ¿No cree que debe estar indignado contra el pecado que tanto daño ha causado a la sociedad? El pecado no tiene misericordia de usted, es el mayor estafador que hay. Si puede, lo deja en la quiebra, sin matrimonio, sin hijos, sin dignidad, sin nombre.

Hay mucha gente que ha sufrido por esas marcas del pecado, pero hoy te quiero dar una buena noticia: “Jesús también vino a dejar su huella y nadie ha dejado ninguna tan grande”. El las llevó en su propio cuerpo para sanarnos, liberarnos, quitar la dolencia y perdonar tu pecado. Te quiero mostrar las marcas de la bendición de Dios. Jesús sufrió todo eso para sanar tus heridas. Deja que El te sane.


Tomado del Pastor Rodolfo Mendoza Casa de Dios www.cashluna.org

lunes, 3 de septiembre de 2007

LA VOLUNTAD DE DIOS

Mucho se ha especulado sobre el tema. Y muchos creyentes se hacen la pregunta que encabeza el presente artículo. Esa curiosidad, por lo general, es sana, pues en el servicio cristiano la aprobación o la desaprobación por parte de Dios depende del conocimiento y cumplimiento de su voluntad (Lc. 12:47-48). Para el Señor Jesucristo la sumisión a la voluntad del Padre era tan vital como el alimento para el cuerpo (Jn. 4:32, 34; Jn. 5:30). Y algunos ejemplos bíblicos nos muestran que nada puede sustituir la aceptación de tal voluntad. El rey Saúl había recibido de Dios órdenes muy claras acerca del botín dejado por los amalecitas; pero él creyó que sería mejor apropiarse de éste a cambio del sacrificio de vacas y ovejas en honor de Yahveh. ¿Y qué le dice el Señor? «¿Acaso se complace Yahveh tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las apalabras de Yahveh? Mejor es obedecer que sacrificar» (1 S. 15:1-23). Cuando la voluntad de Dios llega clara a nuestro conocimiento, todo intento de sustituirla por criterios humanos aparentemente más acertados es insensatez y rebeldía cuyas consecuencias habremos de deplorar el resto de nuestros días.


La voluntad de Dios en las cuestiones dudosas de la vida


No siempre encontramos en la Biblia respuesta a nuestras preguntas. Damos algunos ejemplos (podrían citarse muchos más):

  • Se me presenta la oportunidad de obtener un nuevo empleo. ¿Debo aceptarlo o no?
  • Hay una persona que me atrae poderosamente. Ambos estamos recíprocamente enamorados. ¿Es voluntad de Dios que me case con ella?
  • La relación con mis padres se ha hecho tensa, prácticamente insoportable. ¿Debo abandonar la casa paterna y vivir mi propia vida?
  • Una situación análoga vivo en la iglesia. ¿Debo buscar otra en la que me incorpore como miembro?
  • ¿Quiere el Señor que me prepare para servirle mejor en alguna forma de servicio cristiano?
  • En el círculo de mis relaciones hay una persona con la cual congenio, pero no es cristiana. ¿Qué es aconsejable en tal caso?
  • Me urge comprar un piso. ¿He de solicitar una hipoteca al banco?
  • etc. etc. etc.


Principios generales para conocer la voluntad de Dios

En primer lugar hemos de entender que no hay camino seguro al conocimiento de la voluntad divina cuando nuestra consulta admite dudas. La respuesta puede variar según multitud de factores y circunstancias. Nos gustaría que Dios nos enviase un ángel que nos indicara la decisión a tomar. O, al menos, que nos fueran dadas una tablillas al estilo del antiguo urim y tumim del sacerdote israelita en las que aparecía el oráculo de Dios. La consulta sobre la voluntad del Señor en una cuestión determinada no es hoy en día algo que pueda resolverse mediante un talismán, sino por medio de una percepción espiritual y una sensibilidad debidamente desarrolladas. A modo de guía, sugerimos las siguientes pautas:

1. Renuncia a todo prejuicio y a todo intento de justificar lo que a nosotros nos gustaría que fuese la voluntad divina. De lo contrario, cualquier respuesta que no se ajuste a nuestro deseo fácilmente será rechazada con razonamientos fruto del autoengaño. Hemos de ir a Dios con mente y oídos abiertos a su voz, sea cual sea su respuesta.

2. Oración sincera «para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; que él alumbre los ojos de vuestro entendimiento para que sepáis cuál es la esperanza de la vocación a que él os ha llamado» (Ef. 1:17-18), «que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual. Así podréis andar como es digno del Señor, agradándole en todo» (Col. 1:9-10).

3. Consideración del tema a la luz de la Biblia. En algunos casos la enseñanza de la Escritura es suficientemente clara y nos indica si debemos o no tomar la decisión que nos planteamos. En otros, puede suceder que no hallemos un texto suficientemente claro para decidir la resolución que debemos tomar. Sin embargo, la enseñanza global de la Escritura y el espíritu de la misma siempre contienen luz que nos ayuda a tomar nuestras decisiones. Esa luz será tanto más clara y útil cuanto más ampliamente conozcamos la globalidad de las Escrituras. No podemos fiarnos demasiado de lo que nos dice un solo versículo. Es poco fiable la práctica de abrir al azar la Biblia después de haber orado pidiendo a Dios que nos dé como mensaje suyo el primer versículo que aparezca a nuestros ojos. La experiencia de Agustín de Hipona no debe tomarse como ejemplo a seguir. Él mismo, en sus Confesiones, da testimonio de lo que aconteció. Cuando se debatía en una gran crisis moral, torturado por su conciencia de pecado, oyó una voz misteriosa que decía: «Toma y lee». En aquel momento no tenía a mano en su estancia más libro que un ejemplar del Nuevo Testamento. Lo tomó y lo abrió al azar. Sus ojos se fijaron en el texto de Ro. 13:12-14, que fue determinante de su conversión.

Pero no siempre ese modo de buscar la voluntad de Dios tiene efectos tan positivos. La experiencia de Agustín debería contrastarse con la de aquel creyente que, torturado por un problema, trató de encontrar la voluntad de Dios abriendo -como Agustín- al azar el Nuevo Testamento. El texto sobre el cual se fijaron sus ojos fue el referido al suicidio de Judas (Mt. 27:5). Pensando que algo no había funcionado bien, aquel hombre piadoso repitió la prueba. Esta vez le salió el texto «Ve y haz tú lo mismo» (Lc. 10:37). Insatisfecho, y desechando esta respuesta por inapropiada, probó una vez más. El texto que leyó en el tercer intento fue: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto» (Jn. 13:27).

La experiencia ha mostrado que en la mayoría de los casos el texto salido al azar nos dirá muy poco o nada que pueda considerarse una respuesta fiable.

En cualquier caso es importante asegurarnos de que no distorsionamos la orientación bíblica con una interpretación de su mensaje sesgada por nuestras ideas preconcebidas.

4. Demanda de consejo a persona capacitada para aconsejar con sabiduría y criterio espiritual reconocidos. «El que obedece al consejo es sabio» (Pr. 12:15). Importantes decisiones de algunos personajes bíblicos se debieron a la intervención de sabios consejeros. Como botón de muestra, recordemos a David en su hora de furor incontenible por la rudeza hiriente de Nabal. La decisión de David era dar muerte a aquel hombre. ¿Era esto la voluntad de Dios? Pronto se vio que no. El sabio consejo de Abigail, esposa de Nabal, fue seguido por David, y lo que pudo haber sido un episodio trágico se convirtió en un ejemplo de sensatez; y el dominio propio, principio de una experiencia apacible y romántica (1 S. 25).

5. Orientación mediante las circunstancias. Éstas en muchos casos pueden ser valiosamente orientativas; pero también se prestan a ser mal interpretadas. En el curso de su Providencia, Dios puede disponer las cosas de modo que nos libre de decisiones equivocadas; o, por el contrario, introducir una circunstancia que aparentemente facilite la decisión correcta. Sin embargo, no siempre las circunstancias son guía infalible. En algunos casos pueden ser engañosas y llevarnos a resoluciones que no corresponden a la voluntad de Dios. Esta posibilidad ha de llevarnos a analizar la situación con cautela, dando una grado de fiabilidad superior a los medios anteriormente señalados. No siempre circunstancias favorables para tomar una decisión indican que nos guían a la voluntad de Dios. A veces «aun el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz» (2 Co. 11:14). El auge espiritual de la iglesia de Antioquía en días de Bernabé y Pablo era una circunstancia que podía conducir a la iglesia a retener en su seno a aquellos dos hombres extraordinarios; así seguirían beneficiándose de su magnífico ministerio. Parecía un criterio muy juicioso; pero no entraba en los planes del Señor, cuya voluntad era diametralmente opuesta. La circunstancia que se daba en Antioquía no tenía por objeto retener a los dos grandes misioneros, sino prepararlos para emprender la gran obra de su vida; de ella se beneficiaría no sólo la iglesia antioquena, sino todas las iglesias que iban surgiendo y de las iglesias de todos los tiempos hasta nuestros días. Una circunstancia determinada puede ayudarnos a entender si apunta a la voluntad de Dios, siempre que coincida con los parámetros ya señalados.

6. La voz interior. Muchos creyentes sostienen que Dios les habla de modo especial, indicándoles lo que deben pensar y hacer. Frecuentemente se les oye decir: «El Señor me ha dicho». Sin embargo, este elemento en la búsqueda de la voluntad divina es el más dudable. Puede esa voz proceder del Espíritu de Dios, como en el caso del joven Samuel (1 S. 3). Y no cabe duda que el Señor puede guiar nuestro pensamiento y «hablarnos» de modo que lo que pensamos y después decidimos es conforme a los planes que él tiene para nuestra vida.
No obstante, en muchos otros casos la voz interior no procede de Dios, sino del interior del propio creyente. Tal fue el caso de los falsos profetas en Israel (Jer. 14:14). Por eso lo que atribuimos a Dios creyendo que es revelación suya para guiarnos no pasa de ser una pretensión injustificada. De todos los caminos para llegar a conocer la voluntad de Dios, éste es el menos garantizado, por ser el más expuesto a error. Ello hace necesaria una gran sensibilidad espiritual y un conocimiento sólido de las Escrituras. Lo que hemos dicho bajo el epígrafe anterior, es válido para lo que aquí acabamos de señalar.

A menudo ninguno de los caminos a seguir para conocer la voluntad de Dios es suficiente por sí solo. Conviene complementarlo con los medios expuestos a lo largo de este artículo.


Dos observaciones importantes

1. No debemos esperar una respuesta sobrenatural del Señor cuando le pedimos que nos revele su voluntad. Es más lógico, y más bíblico, ejercitar las facultades intelectuales que él nos ha dado para discernir lo mejor a la luz de su Palabra.

2. Por atinada que sea nuestra búsqueda de la voluntad de Dios, a menos que ésta la hallemos muy claramente expuesta en la Biblia, siempre habremos de adoptar nuestras conclusiones con reservas. Nunca podremos decir o pensar con carácter absoluto: «Ésto es el plan de Dios para mi vida». Por lo general, siempre quedará la sombra de la duda. Lo máximo que puedo decir es: «Creo que, a través de mis reflexiones, limitadas pero honestas, Dios me guía a tomar tal o cual decisión. Si me equivoco, que él me perdone y en su misericordia me haga conocer mejor lo que quiere de mí y para mí». De una cosa podemos estar seguros: «Por el Señor son ordenados los pasos del hombre y él aprueba su camino. Cuando el hombre caiga, no quedará postrado, porque el Señor sostiene su mano» (Sal. 37:23-24).


Añadamos sinceramente algo más:

  • Una declaración sincera: «Hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado» (Sal. 40:8).
  • Una súplica: «Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán» (Sal. 43:3).
  • Y una entrega renovada: «Heme aquí, oh Dios, vengo para hacer tu voluntad» (He. 10:9).


TOMADO DE José M. Martínez

Efectos del Pecado


Tomado de El Maestro. Edi. Vida.

http://www.adorador.com/


Verdad Central:
La caída del hombre es la razón de todo el sufrimiento humano.

Texto Áureo: Así que,
como por la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la
misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de
vida. (Romanos 5: 18)

Trasfondo Bíblico
(Génesis 3:1 -4:26; Romanos 5:12,18)


Bosquejo

I. El pecado separa de Dios

A. Anatomía del pecado

B. Resultado del pecado

II. El pecado destruye las relaciones

A. Diseminación del pecado

B. Separación de Dios


III. Dios salva del pecado

A. Esperanza en la desesperación

B. Triunfo de Cristo


Objetivo


Reconocer que la caída del hombre es la razón de todo el sufrimiento humano, y recibir por fe la
misericordia y la gracia de Dios.


Introducción


Aunque algunas plantas parezcan inocuas, pueden ser venenosas. El tocar plantas que parecen inocuas como la hiedra venenosa puede dar por resultado irritación de la piel. Las personas y los animales pueden morir por ingestión de algunas plantas venenosas.


En el medioevo, las plantas venenosas fueron armas que se emplearon para destronar reyes o
contaminar los suministros de agua para acelerar la derrota de un enemigo.


Aunque el veneno en esas plantas puede ser invisible, no obstante tienen un poderoso, y a veces
mortífero, efecto para quienes las ingieren.


Esta lección analiza el origen del pecado, un veneno que entró sutilmente en la raza humana por medio de Adán y Eva. El efecto de su pecado trascendió su época y afecto a toda la humanidad.



Comentario Bíblico


I. El pecado separa de Dios (Génesis 3:1)


A. Anatomía del pecado


A menudo la gente trata de justificar su pecado culpando a su herencia genética o a sus circunstancias. Pero el primer pecado lo cometieron en el paraíso las dos personas creadas por
Dios.


En el huerto. Adán y Eva vivían en un estado de inocencia y de ininterrumpida comunión con Dios. No había pecado alguno. Pero Satanás tentó a esa primera pareja, y ellos desobedecieron a Dios trayendo sobre todos sus descendientes la maldición del pecado. Su trasgresión fue el modelo para todo pecado.



Pregunta: ¿Cómo sedujo Satanás a Eva para que desobedeciera a Dios?

Observe la sutil tentación de Satanás (Génesis 3:1). Al adoptar la forma de serpiente, el diablo
enmascaró su maldad sembrando la duda acerca de la orden de Dios y su motivo.


Pregunta: ¿En qué se parece la respuesta de Eva a la orden de Dios en Génesis 2:16,17?

La respuesta de Eva parece mostrar que el plan de Satanás estaba dando resultado. Eva añadió "ni le tocaréis" a la orden, algo que Dios no había dicho (véase Génesis 3:2,3).


Después que Satanás abrió la puerta de la duda, le resultó fácil mentir abiertamente. Le dijo a Eva que no moriría como había dicho Dios (v. 4). Según Satanás, Dios estaba privando a Adán y a Eva de algo bueno (v. 5). Las dos sencillas afirmaciones de Satanás crearon en Eva un anhelo de tener algo más que el paraíso que Dios les había dado a ella y a Adán.


Eva permitió que la tentación le hiciera olvidar que estaba desobedeciendo a Dios. No vio el peligro en tomar del fruto. Ella sólo vio la satisfacción física, la belleza seductora y la posible sabiduría. El deseo se volvió rápidamente acción, y Adán y Eva transgredieron el mandato de Dios (v. 6).


El pecado sigue funcionando conforme a ese plan. Concebido en concupiscencia (Santiago 1:14,15), a menudo el pecado comienza con pensamientos como los que desviaron a Eva: la oferta de satisfacción y el deseo por tener algo más de lo que tenemos. Pero oculto en esas seducciones está el pecado con todas sus ramificaciones.


El acto sencillo descrito en Génesis 3:6 tuvo un resultado trascendental. La vida no seguiría siendo igual para Adán y Eva después de esa trasgresión.


Siempre el pecado nos desvía de la senda que Dios planeó para nosotros y nos lleva a destinos con los que nunca contamos. Ofrece placer, pero sólo da dolor y muerte.



B. Resultado del pecado


Las circunstancias de Adán y Eva en el huerto cambiaron inmediatamente después que desobedecieron a Dios. El huerto era un paraíso, y Adán y Eva habían vivido en un perfecto estado de inocencia. Pero al participar del fruto produjeron lo que implicaba el nombre del árbol: el conocimiento "del bien y del mal" (Génesis 2:9,17).


Pregunta: ¿Cómo afectó a Adán y a Eva el conocimiento del bien y del mal?


La mentira de Satanás se hizo patente inmediatamente después que Adán y Eva comieron el fruto prohibido. Habían sido semejantes a Dios antes que hubieran pecado porque habían sido
creados a su imagen. Pero después de su pecado no eran semejantes a Dios. Conocían el mal porque habían desobedecido el mandato de Dios.


Después de perder su inocencia, el recién hallado conocimiento de Adán y Eva les mostró que estaban desnudos. Sintieron una profunda vergüenza y recogieron hojas para cubrir su desnudez (v. 7). Aunque pudieron ocultarse mutuamente su desnudez, no pudieron esconderse de Dios.


El huerto, que una vez fue un lugar delicioso para vivir, se convirtió en el escondite de Adán y Eva
para huir de su Creador, cuya presencia temían. No podía evitarse su encuentro con Dios; y cuando ocurrió, el resultado del pecado apareció con toda claridad.



Pregunta: ¿Por qué trata la gente de esconderse de Dios?


El comentario que sigue esboza tres razones:

Temor (v. 10). Adán y Eva no tuvieron miedo delante de Dios hasta que pecaron. Una vez que pecamos, le tememos al Dios que antes amábamos. Los que pecan hacen esfuerzos desesperados por ocultar sus maldades. La razón es sencilla: el pecado condena. Hace que el pecador tema encontrarse con un Dios puro y santo.



Culpa (vv. 12.13). Adán y Eva intentaron echar la culpa de su pecado a otro: Adán culpó a Eva, y Eva culpó a la serpiente.



Pregunta: ¿Por qué la gente trata de echarles la culpa, de su pecado a los demás?


Es difícil aceptar la responsabilidad por el pecado. Es mucho más fácil presentarnos como victimas una fuerza exterior en vez de aceptar que somos pecadores. La gente puede echarles la culpa del pecado a muchísimas cosas, como su educación o sus circunstancias, pero no aceptar la culpa de sus propios pecados.



Muerte (vv. 22-24). Excluidos del árbol de la vida, Adán y Eva sufrirían algo que Dios no se propuso originalmente: la muerte. A menudo en la Biblia la muerte significa separación. De modo que el primer efecto fue muerte espiritual; el pecado apartó de Dios a Adán y a Eva. Pero su pecado también, trajo muerte física al mundo.



Pregunta: ¿Por qué resulta en muerte, el pecado?


La muerte no es sencillamente el castigo por el pecado, sino la consecuencia lógica del pecado.
El apóstol Pablo afirmó que la muerte era "la paga del pecado" (Romanos 6:23). El pecado es un acto malvado que nos separa de un Dios santo y del dador de la vida. La separación de la fuente de la vida sólo puede dar por resultado muerte.


A fin de impedir que Adán y Eva siguieran viviendo en su estado pecaminoso, Dios los expulsó
del huerto. Sabía que una vez que le hubieran desobedecido, había la posibilidad de que comieran del árbol de la vida, y vivieran para siempre en un estado pecaminoso. En su misericordia, Dios se aseguró de que eso no pudiera ocurrir.



II. El pecado destruye las relaciones (Génesis 4:1-8)



A. Diseminación del pecado


Pregunta: ¿De qué manera afecta el pecado nuestra vida?


El pecado en una esfera de nuestra vida puede afectar rápidamente otros aspectos de nuestra vida, incluso nuestras relaciones con los demás. Los resultados del pecado de Adán y Eva pronto alcanzaron a sus hijos.


Después que Adán y Eva fueron expulsados del huerto, tuvieron dos hijos, Caín y Abel (Génesis 4:1,2). "Abel fue pastor de ovejas" y "Caín fue labrador de la tierra".


Un día Caín presentó algunos de sus productos como una ofrenda a Dios. La Biblia no nos dice que
llevara lo mejor. Tal vez estuviera simplemente procurando que Dios lo recompensara y no adorándolo con sinceridad.


Abel, por otra parte, presentó lo mejor de su ganado, en verdadera adoración de Dios. A Dios le agradó la ofrenda de Abel, pero "no miró con agrado" a Caín y a su ofrenda (vv. 4,5).



Pregunta: ¿Por qué no aceptó Dios la ofrenda de Caín?


Es evidente que Caín no se presentó delante de Dios con fe. Además, la reacción de Caín ante Dios muestra el pecado que había en su corazón. Si Caín hubiera deseado agradar a Dios, se habría humillado delante de Dios y le hubiera preguntado qué tenía que hacer para hallar misericordia. Pero el enojo consumió a Caín, que dirigió su amargura contra Dios.


El origen de las dificultades cada vez mayores de Caín —el pecado— aparece en la advertencia de
Dios en los versículos 6 y 7. Dios estaba interesado en ayudar a Caín; pero Caín rechazó la ayuda de Dios.


Se describe el pecado como un animal agazapado que espera la oportunidad de devorar a su víctima. Al igual que su madre que escuchó a Satanás, Caín permitió que entraran en su vida la ira y el resentimiento. Al igual que su padre que no pudo rechazar el fruto a pesar de la prohibición de Dios, Caín no calmó su ira.


El pecado, que separó a Adán y a Eva el uno del otro y que los apartó de Dios, ahora llevó a un final
sangriento la relación entre Caín y Abel (v. 8). Caín se convirtió en el primer homicida del mundo.



B. Separación de Dios


La historia de Caín y Abel no termina con el asesinato de Abel a manos de Caín. Más bien continúa contando de la relación deteriorada entre Caín y Dios. El pecado de Caín tuvo dos resultados.


En primer lugar, Caín volvió a pecar al mentirle a Dios respecto a su hermano (Génesis 4:9). En segundo lugar, Caín incurrió en castigo por su acto malvado (w. 10-12). Una vez más lo mismo que ocurrió en el huerto del Edén aparece en la vida de Caín: el evitar las preguntas directas de Dios, el castigo por transgredir la orden de Dios y, por último, la separación de Dios.


Hoy los hombres y las mujeres siguen el mismo patrón de conducta. EL pecado los aleja cada vez más de Dios. Los culpables a menudo mienten y buscan formas de ocultar su pecado. A la larga, a menos que se arrepientan, afrontan el castigo por el pecado: la eterna separación de Dios.


Trágicamente, como en la época de Adán y Eva, Dios nunca tuvo el propósito de que ocurriera esa
separación. La lección enseñada por Adán, Eva y sus hijos nos habla hoy con toda claridad: el pecado destruye las relaciones entre las personas y entre las personas y Dios.



III. Dios salva del pecado (Génesis 3:14, 15, 21)


A. Esperanza en la desesperación


La caída del hombre y sus resultados serían un cuadro sombrío de no ser por la intervención de Dios. En pleno fracaso del hombre, el amor y el perdón de Dios brillan como un faro en la noche.


Dios les habló a todos los que participaron en la caída, comenzando con la serpiente. Aunque Satanás había hecho que Adán y Eva pecaran, todavía tenía que responder ante Dios. En Génesis 3:14, Dios pronunció una maldición contra la serpiente. Su declaración a Satanás incluía tres puntos importantes:


Total humillación: La serpiente pasaría su vida "sobre su pecho" comiendo polvo (v. 14). Esto describe su humillación. Con su propia deshonra la serpiente pagaría por tentar a Eva.


Hostilidad constante: Continuaría una lucha a lo largo de la historia entre los descendientes de Eva y de la serpiente.


Derrota definitiva: El versículo 15 describe esa derrota de Satanás. La declaración "Ésta [la
simiente de la mujer] te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañal" alude a esa derrota.



Pregunta: ¿Cuál fue la hostilidad entre los descendientes de Eva y los de la serpiente en Génesis 3:15?

La declaración de Dios en el versículo 15 describe la lucha continua entre el bien y el mal. Pero hay algo más que una lucha entre los descendientes de Eva y los de la serpiente. El versículo 15 es una profecía respecto a la victoria definitiva que daría Cristo. Jesucristo es la simiente de la mujer. Satanás heriría su calcañal, una victoria efímera. Eso ocurrió en la cruz. Pero Cristo "heriría" la cabeza de Satanás, lo que alude a la derrota definitiva de Satanás.


Después que Dios pronunció su juicio contra Adán, Eva y Satanás, Tomó pieles de animales para
cubrir la desnudez de Adán y Eva (v. 21). Ese acto de misericordia anunciaba la venidera provisión de justicia mediante el sacrificio expiatorio de Cristo.



B. Triunfo de Cristo


La profecía de Génesis 3:15 halla su cumplimiento en Cristo y en la cruz. Pablo describió gráficamente el efecto del pecado en Romanos 5:12. Como un veneno que entra en el cuerpo mediante el sencillo acto de tragar, el pecado entró en la raza humana mediante la trasgresión de Adán. Y como el veneno se disemina por todo el cuerpo para matar, así el pecado impregnó la raza humana. El pecado y su resultado, la muerte, afecta a toda la humanidad porque somos pecadores por naturaleza y por decisión propia. El efecto del pecado es universal y funesto.


Pero el versículo 18 da esperanza. Así como el pecado y sus trágicas consecuencias entraron en la raza humana por la trasgresión de un hombre, un Hombre dio la solución para el pecado mediante "la justicia de uno". Esto se refiere a Cristo, cuyo sacrificio pagó el precio de nuestro pecado.


El efecto del pecado es espantoso. El pecado destruye nuestra relación con Dios. Pero el efecto del sacrificio de Cristo por nuestros pecados es aun más poderoso. Cuando un pecador acepta a Cristo como Salvador y experimenta la misericordia y la gracia de Dios, termina el efecto del pecado. En lugar de la muerte, el pecador experimenta la vida en su sentido más pleno. Cristo ha destruido el poder del pecado.


El mundo da constante testimonio del efecto del pecado. Los titulares de los periódicos que hablan asesinato, robo y sufrimiento humano es un constante recordatorio de que el pecado sigue dominando a la humanidad.

Su vida ha sido afectada por el pecado; usted no puede escapar a esa realidad. Sin embargo, tal vez usted haya descubierto lo único que puede liberarlo a usted de la esclavitud del pecado: la salvación por medio de Jesucristo. De ser así, puede regocijarse porque Jesucristo ha aplastado la cabeza de Satanás y le ha dado redención a usted.


Quizás usted todavía se encuentre en la garra mortífera del pecado. Su vida está llena de dificultades y dolor, resultantes de su pecado porque nunca ha aceptado a Cristo como su
Salvador. No puede jamás por sus propios esfuerzos librarse del pecado que lo esclaviza. Pero Jesucristo ha herido la cabeza de Satanás y ha dado la victoria que usted necesita sobre el pecado. Sencillamente pídale a Jesucristo que le perdone su pecado. Después permita que su poder transforme su vida.

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