viernes, 10 de noviembre de 2006

Cómo atravesar la zona de riesgo

Marcos 4: 35-41

¿Qué cosas te gustarían hacer y que nunca te animaste?

Para realizar nuestros sueños y alcanzar el éxito debemos salir de la zona de comodidad y atravesar la zona de riesgo.

La zona de comodidad es lo conocido, lo que sé hacer, lo que tengo, manejo, mi hábitat, donde sé cómo moverme, qué hacer y que no, donde tengo el control de todo.

Los que llegaron al éxito es porque se animaron a salir de lo que sabían, para alcanzar lo que no tenían. No hay manera de alcanzar tus sueños sin pasar por la zona de riesgo.

Un perverso inventó que los latinoamericanos somos vagos (holgazanes)y es una gran mentira. El argentino es un gran trabajador; hombres y mujeres se levantan a las cinco o seis de la mañana, toman un tren, viajan como sardinas. Trabajan diez, doce, quince horas, por ejemplo un taxista sentado al volante por largas horas. Estas personas no llegan a lograr sus sueños (no por falta de capacidad) porque les da pánico salir de la zona de confort, por eso hacen siempre las mismas cosas, se visten igual y tienen los mismos hábitos y conceptos.

Riesgo es hacer las cosas sin saber el resultado final.

No nos gusta correr riesgos, porque no tenemos la certeza de obtener lo que queremos.

Descubrí que la gente exitosa siempre atravesó una zona de riesgo y obtuvo sabiduría para los momentos difíciles.
Todo es lindo cuando Jesús multiplica los panes y los peces, pero difícil cuando sube a la barca y dice: "pasaremos al otro lado y atravesaremos la tormenta".

Seis cosas para atravesar la zona de riesgo:

1-Hacer del error mi mejor amigo.
Benjamín Franklin dijo: "Todo lo que duele, enseña".
Si al equivocarte lloras, el error es tu enemigo, pero si te deja una enseñanza y lo usas como trampolín hacia el éxito, es tu mejor amigo.

Nadie llegó a ser excelente o bueno excepto a través de muchos errores.
En la zona de riesgo, el error es una oportunidad de aprendizaje.
Mucha gente se frena y no avanza por miedo al fracaso. No te apresures a decirte fracasado si algo salió mal, fracasado es el que no sabe para qué vive, ni para qué está en la tierra.

No permitas que un error se haga estigma.
-Jesús estaba con diez mil que tenían hambre, y el apóstol Felipe le dijo que los despidiera porque no tenían para darles de comer. Temían por el hambre de los demás.
-Jesús les dijo que fueran al barco y vino la tormenta, entonces tuvieron miedo. -Cuando Jesús detuvo la tormenta, tuvieron miedo.
Hicieron del error su estigma y siempre tenían miedo por algo.
El error es circunstancial, no permanente.

2-Voy a correr riesgos inteligentes.

La gente tratará de llevarte a su lugar de comodidad, hacia lo que conoce y domina, pero Dios te empujará a la incomodidad.
La gente tratará de estigmatizarte: liberal, conservador, evangélico, carismático, poner un rótulo y encasillarte, pero Dios te meterá en medio de la tormenta para correr riesgos inteligentes -no solamente para vencerlos- sino para alcanzar la meta.

Hay gente arriesgada que asume cualquier peligro pero no le sirve para alcanzar su sueño; el riesgo debe ser de Dios para alcanzar el propósito.
Hay personas, situaciones, desafíos, tormentas por atravesar que te llevarán al otro lado, donde está lo prometido.
Dejá que Dios guíe tu barco en medio de la tormenta.
A punto de descubrir el rayo láser, su investigador se quedó sin carbón y antes de que se le apagara el horno fue a su casa, quemó las sillas, mesa, todo, porque estaba al borde del descubrimiento.

Si Dios tiene que empujarte a quemar todo, con tranquilidad, sé sabio y corré el riesgo para lograrlo tu sueño.
Nunca te preocupes por la imagen. Cuando el foco está en la imagen, en el ego, estarás pendiente de cómo te ve la gente o qué piensan de vos y el potencial que Dios te dio no funciona. Pero si te concentrás en el propósito y no te importa la imagen sino sólo el resultado lo liberarás.
No importa que te digan fracasado, o se burlen de tus errores, vas camino al sueño y pisarás tierra firme, recibiendo los mejores milagros.

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3-No expliques las cosas de Dios.

En la zona de riesgo no aclares lo que Dios hace en tu vida.
Cuando el Ángel se le apareció a María le dijo:"Muy favorecida, el Señor está contigo, darás a luz un hijo y le pondrás su nombre Emmanuel".
Estaba embarazada del Espíritu Santo y ¿cómo se lo decía a José? Él quiso dejarla secretamente y el Ángel, de noche, lo convenció.

Nunca pierdas tiempo convenciendo a los José de lo que Dios ha puesto dentro de tu vientre, no lo entenderán, sólo cuando el Espíritu traiga revelación podrán hacerlo.
Gente buena te acompañará a tierras lejanas y Dios los usará para librarte de Herodes y no estarás en su estadística de muerte. Parirás el sueño de Dios. Los amigos no necesitan explicaciones y tus enemigos no se la merecen.

4- Voy por nuevas revelaciones.

Después que dieron de comer a los diez mil, Jesús saludó a todos, subieron al barco y les dijo algo nuevo: "Pasemos al otro lado". Y cuando vino la tormenta, ellos se olvidaron de lo que les dijo.
Enseñanza: lo que el Señor dijo que hará, será. No importa la tormenta que se levante, ni los enemigos en tu contra, si Dios dijo: "Por sus llagas estás sano","Te daré abundancia en todo", "Todo lo podés en Cristo", "Irás de Gloria en Gloria", así será.

La tormenta tiene una voz y Jesús se despertó y la acalló.
Cuando Dios te dé una palabra, una revelación, una promesa, un texto bíblico, siempre habrá una voz opositora que se levantará para invalidarla, tenés que acallarla y nunca obedecerla. Silenciá la voz opositora de tus papás, de los religiosos, de lo que vos mismo te dijiste, declarando lo que el Señor te dijo.
"Pasarás al otro lado", "Todo lo que hagas te saldrá bien", "Todo lo que pises será tuyo", "Caerán miles y diez miles más a ti no te tocarán", "Tranquilo, estoy manejando el barco, llegaremos a destino".
Cuantas más tormentas calmes, más fácil será obedecer la voz de Dios.
Oímos la voz de la tormenta, de la enfermedad, que parece que grita más y por eso no le creemos a Dios.

Goliat gritó cuarenta días, de mañana y de tarde: "Si hay alguien, que venga a pelear". Si era tan valiente, ¿por qué grito? El que grita no es "valiente".

El diablo tratará de hacerte creer que su fuerza está en su tamaño pero está en su voz.
Si nos enamoramos del Señor ninguna otra voz nos cautivará, será rectora de nuestra vida: "Yo estaré contigo y todo saldrá bien".

La fe necesita una voz legal para operar. Jesús declaró. Nunca más ores para adentro, usa tu voz para declarar la Palabra porque la fe necesita una voz audible para crecer.

5-Debo cambiar mi percepción en medio de la zona de riesgo.

Fe no niega la realidad, el problema es tal cómo lo vemos. Dios no niega la realidad y en Cristo vemos con sus ojos desde su perspectiva.

Naturalmente vemos de acuerdo a los sentimientos, al cambiar la percepción, cambia el conocimiento.
Israel se paró antes de entrar a la tierra, dijo: "Hay gigantes". Era una realidad, pero el problema no era cómo lo veían sino como se sentían. Dijeron: "Y nosotros parecíamos langostas". La fe no niega a los gigantes, pero sabe que, en Dios, vencerás.

La gente no entiende, dicen que te cambiaron la mente o lavaron la cabeza, pero es que empezaste a ver con la mente de Cristo, ya no como circunstancia eterna sino temporal.

6- Antes de pasar por la tormenta, se me impartirá lo nuevo del Señor.

En la tormenta es muy difícil aprender. Realizar cambios en momentos de presión son las peores decisiones, la mejor manera es estar tranquilos y salir de la zona de comodidad.
Jesús se levantó, calló la tormenta y dijo: "Hombres de poca fe, todavía no tienen fe".
En la secuencia de los milagros hechos por Jesús, vemos que no fueron por las personas en sí, sino para enseñar fe a sus discípulos.

Cuando Dios da una palabra es para que crezcamos en fe y la apliquemos. No sirve de nada leer diez libros, la Biblia y no aplicar nada.
Recordá tu última victoria en el Señor y aplícala en la próxima
Valorá lo que Dios te enseña; nadie podrá acompañarte en la próxima tormenta, sólo el Señor. Hay tormentas que esperan la voz del Padre a través de tu boca. Dios no te explicará lo que vendrá; estará contigo pero allí no hay tiempo para aprender.

En bendición Dios te enseñará, en crisis te impartirá.

Cuando estamos bendecidos, Dios nos da palabras para que guardemos y decretemos en la prueba. Pero en la prueba, impartirá sobrenaturalmente lo que necesitemos sin pasar por la enseñanza.
Lo hará de pronto, y de repente tendrás la fuerza, la autoridad para vencer.
Pablo le dijo a Timoteo: "Activa los dones que te impartí".

Si Dios esperara enseñarnos todo moriríamos en la mitad de los logros. Por eso alternó un método divino: algunas cosas las enseña y otras las imparte. Muchos encontraron fe de pronto, tuvieron sueños grandes, se vieron amando al Señor con todo su corazón y pensaron: ¿Cómo vino esto? Fue la impartición del Espíritu de Dios.
Dios te llevará a la paz. La tormenta pasará y la paz de Dios será tu herencia en el nombre de Jesús.

Reír es arriesgarse a parecer un tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
Hacer algo por alguien es arriesgarse a involucrarse.
Expresar sentimientos es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.
Exponer tus ideas y sueños es arriesgarse a perderlos.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
Esperar es arriesgarse a la desesperanza.
Lanzarse es arriesgarse a fallar.

Pero los riesgos deben ser tomados, porque el peligro más grande en la vida es no arriesgarse a nada.
La persona que no arriesga, no hace, no tiene nada.
Se pueden evitar sufrimientos y preocupaciones pero simplemente no se puede aprender, sentir, cambiar, crecer, amar y vivir. Sólo una persona que se arriesga es libre.



Pastor Bernardo Stamateas

A mí nadie me escucha.

Éste es un problema de casi todas las mujeres. Tenemos la capacidad de hablar mucho pero no siempre encontramos a alguien que nos quiera escuchar.
¿Cómo hacer para que nuestra voz se oiga, que nos escuchen bien y no sea para criticarnos y decir: ¡Ésta es una loca!?
Queremos comunicar cosas pero no sabemos cómo hacerlo. No expresamos lo que tenemos en el corazón o cuando comunicamos lo hacemos equivocadamente y el otro nos cierra la puerta y no quiere hablar nada más con nosotras.

Toda la vida existió una suposición que debemos derribar: "Es bueno escuchar a los hombres porque siempre tienen algo inteligente para decir, en cambio las mujeres no siempre dicen cosas inteligentes."
Y estamos declarando eso cuando le decimos a nuestros hijos: "No sé..., anda a ver lo que dice tu papá", porque "supuestamente" la voz paterna es más inteligente o dará una respuesta más sabia que la de la mamá. O decimos: "Voy a ver qué dice mi marido".

Muchas mujeres no han podido sostener una opinión o idea delante de otros y desarrollaron una ronquera o tos crónica por los nervios de decir o enfrentar a alguien y "supuestamente" el otro no la escuchará. Por eso se descalifican ellas mismas de antemano.
Las personas no nos escuchan porque usamos maneras no efectivas de comunicarnos y a veces utilizamos una comunicación maternal.

Especialmente las que hablan a todos, al marido, a la madre o a quien sea como si lo hiciera con su hijo y dando indicaciones tontas como a niños:
"Te llevaste el pañuelo";"Fuiste al banco a cobrar eso"; "Otra vez con lo mismo".
El tipo tiene 64 años, se siente dominado porque lo trata como a un tarado y dice: "Ya tuve una madre, no quiero otra madre falsa que venga a decirme lo que tengo que hacer".

Mientras preparaba este tema, le pregunté a Bernardo: ¿Qué es lo que más te molesta de las mujeres cuando hablamos?

Y me dijo tres cosas:

1-Que hagan de mamá: ¿Comiste? ¿Te cuidaste? ¿Fuiste al médico? Las actitudes maternales cortan la comunicación porque nadie quiere ser tratado como un tonto.
Una vez que tus hijos crecieron no podés tratarlos igual y ser mamá de todo el mundo destruye tu libertad y la autoestima de los otros, por eso no quieren hablarte.

2-Que su comunicación sea de mártir y /o de víctima.
Son las mujeres que, antes de hablar algo, suspiran porque alguna cosa rara o historia difícil van a contar. Nadie quiere escuchar a una mujer problemática.
Dan vueltas para decir algo, no son concretas ni dicen lo justo; quieren cambiar pero siempre tienen un "Sí... pero". Por ejemplo: "Sí... pero no conoces a mi marido"; "Sí... pero no conoces a mi jefe". Siempre exponen su cara de víctima para lograr la compasión del otro y eso es manipulación.

3-Que se muestran como inválidas.
Son las que usan la enfermedad -real o imaginaria- para manipular a los demás, porque al estar enfermo el otro concede todos sus caprichitos.
Especialmente aquellas que se esforzaron para criar a sus hijos y cuando éstos quieren irse de la casa -porque se casan o para vivir solos- les agarra una enfermedad para retenerlos y que no hagan su propia vida y eso coarta la libertad de toda la familia. Dicen: "Si te vas, me muero"; "Sí me dejas, no sé que será de mi vida". Y para no cargar con la culpa, hacen lo que ella quiere y ese hijo no querrá hablar nunca más con la madre que le trae culpa.
No tengo que mostrarme inválida porque el Espíritu Santo de Dios está en mí y todo lo que necesito viene del cielo.

4- Las que tiran "pataditas".
Usan un humor que lastima, tóxico y pretenden humillar a los demás. Viven criticando, mirando el error ajeno, aunque en secreto lloran. Siempre necesitan agredir a los otros, decirles que no sirven para nada, que no llegarán a ningún lado; hacen "chistecitos" de humor negro como para que el otro se sienta mal y tiran pataditas, porque no pueden expresarse directamente.
Esas mujeres tienen una frustración interna muy grande, por eso estarán llorando todo el día en su casa, y cuando las enfrentamos parecen malas, porque se expresan de mala manera. Viven frustradas y siempre hay algo que las asusta por eso atacan antes de ser atacadas.

Es muy difícil ser oídas cuando ni siquiera somos sinceras con nosotras mismas.

2º Corintios 4: 13 "Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos por lo cual también hablamos"

RECOMIENDA ESTA SEMANA LOS MENSAJES DE EXITO A UN AMIGO!!!

Antes de hablar, primero tenemos que creer entonces transmitiremos lo que creímos. Por eso es importante evaluar qué creemos porque es lo que el otro va a recibir.
Tenemos una perspectiva distorsionada de nosotras mismas, desinformación acerca de lo que cada una es porque no nos conocemos exactamente.

La información que poseemos la recibimos de fuentes exteriores y tal vez, nunca examinamos nuestro interior para saber quienes somos realmente; nos quedamos con lo que nos dijeron nuestros padres y eso creemos.

Se hizo un experimento con alumnos en una escuela, a los que se le pusieron anteojos invertidos y que vieran las cosas al revés. Durante la primera semana todos los alumnos se colocaban los lentes invertidos en clase y obviamente se chocaban con las cosas, con las mesas, las sillas, porque no estaban acostumbrados, no veían la realidad como era. Transcurrido un tiempo, comenzaron a aceptar ese mundo ficticio, invertido, como algo real y no se chocaron más.

Así ocurre en nuestra mente, si por muchos años recibimos una información que no era la real nos acostumbramos a vernos de esa manera. Si te dijeron toda la vida que no eras buena para los números, que te iría mal en matemáticas, te dieron los anteojos invertidos, lo creíste y toda tu vida tuviste esa leyenda: "no soy buena para los números".
Si te dijeron: "que para tener pareja eras un desastre", tenés los anteojos que desforman la realidad y repetís eso siempre: "no soy buena para las relaciones interpersonales, para el amor, las emociones, siempre salgo perdiendo"

Caminamos por la vida "creyendo" una realidad que es mentira y el cerebro se acostumbra a esa distorsión por eso no cuestiona nada.
Las mujeres que han crecido y logrado sus sueños son aquellas que se han cuestionado esquemas mentales y aun espirituales de muchos años.

Decidieron parar y decir: "No, no. Voy a mirar las cosas desde otro lado. No puede ser que a esta altura de la vida siga manejando información vieja de mi misma".

¿En estos años creciste? ¿Viviste experiencias fuertes? ¿Pasaste cosas difíciles? Entonces no sigas manejando la información vieja acerca de vos, ni siquiera la que tenés de vos misma.

Mira las cosas que te pasaron, que te dieron experiencia y cambiaron el ritmo de tu vida. Sos diferente. Cambiaste tu manera de pensar y hablar. Y cuando alguien te diga que sos así o asá, decí: "No, yo no soy,¡era!, porque viví experiencias que me transformaron".

Chequeá la información sobre vos misma todos los días: ¿Cómo crecí hoy? ¿Qué cosa nueva tengo? ¿Para qué me sirvió esa experiencia? ¿He crecido en mi forma de pensar, en cómo manejarme? Lo de ayer no es lo mismo de hoy, las circunstancias te transformarán porque Dios siempre te lleva de Gloria en Gloria y de Poder en Poder. Nuestro caminar no es en vano, nunca decrecemos sino crecemos para conquistar el sueño que Dios nos ha dado.

No te detengas por la definición de los demás, defínete a vos misma.

Diálogo interno negativo.

A veces la mente se concentra durante años en pensamientos negativos y no puede o no tiene la capacidad de mirar una solución positiva. Si hasta ahora no te escucharon es porque hablaste negativo porque primero lo creíste y te concentraste en eso.

Cambiá tu diálogo interno, esa voz que tenemos dentro y que nos sugiere cosas todos los días.

Por ejemplo: "estás planchando contenta porque a tu marido le gusta la ropa sin arrugas; estás contenta porque el día está lindo, te alegras, cantas y entonces viene la voz interna y te dice: "¡Qué bárbaro estás planchando! Pero mira ese cuello cómo está, lo podrías planchar mejor"; "Pero ¿tanto tiempo perdés con esta pavada? La vida te pasa y seguís planchando"; "¡Qué barbaridad! Alejandra, vos que pensabas ser una mujer maravillosa, grandiosa, hacer cosas brillantes, ¿qué estás haciendo, planchando?"

El diálogo interno habla las 24 hs del día, nunca se calla, aún en sueños sigue hablando. Cuantas veces te levantas bien y, de repente, el diálogo interno negativo se encarga de decirte: "hoy te va a ir mal", "Esto es un desastre", "No sé como dijiste esa palabra que estuvo fuera de lugar", "Cómo no saludaste a esa persona"

El diálogo interno negativo tiene la función de hablarte de las cosas que hacés mal; y cuando más presionada estas, el diálogo interno negativo aparece. A más presión, más fuerte la voz negativa. En ese momento necesitas un respiro, alguien que te aliente, que te diga que te va a ir bien.

Tener todo el día un diálogo interno negativo trae problemas, hasta un cambio físico instantáneo, presión elevada, incremento de la adrenalina o incluso ataques al corazón. Presentar al mundo una mujer frustrada e infeliz, te devolverá más frustración y más infelicidad.

Diálogo interno positivo.
Cree positivamente en tus capacidades para soltarlas al hablar y transmitirlas al que te quiera escuchar. Hablar positivamente no es mentir, es alentarte y que tu voz de aliento sea más fuerte que el diálogo interno negativo. Declará: "No sé qué está pasando, pero te aseguro que saldremos adelante"

¿Cómo se cambia el diálogo interno negativo en diálogo interno positivo?

Al recibir revelación de Dios acerca de quien sos, tu diálogo interno se transforma y la percepción de la realidad será transformada. Las mujeres creemos lo que aprendimos, que Dios nos ama, que somos sus princesa, pero nunca nos sentamos a decirle: "Dios, quiero que me muestres cuál es mi identidad" .

Es más fácil que los demás sigan llamándonos de alguna manera, en vez de ver lo que Dios piensa.
"Somos lo que decidimos incentivar dentro nuestro"
¿Qué incentivas? ¿Lo negativo? ¿La mujer mandona, la mamá que todo lo puede, la que da vueltas, la que siempre hace de víctima y mártir y manipula a todo el mundo, la que suspira antes de hablar? ¿O una mujer fuerte, guerrera, que dice "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" y que sabe que tendrá éxito en todo lo que haga; que va a prosperar en todas las áreas y dejará herencia; que será oída, que dará cátedra y los demás pedirán que les hable porque todo lo que declara es lo que cree y es positivo?
Ese aliento transmitirás a los demás y sos lo que incentivas dentro tuyo.
Eso depende de vos, no depende de mí, ni de las charlas que oigas, sino de que te sientes con Dios y le preguntes: "Quiero que me digas cómo soy". Dios te describirá, no te mentirá, te dirá la verdad y recibirás el aliento del cielo.

Distintas estadísticas dicen que las personas que fueron de influencia sobre otras, no fueron personas consideradas inteligentes, ni directivas de grandes empresas, sino las que decidieron vivir con intensidad y fuerza.

El apóstol Pablo decía: "no se conformen a este siglo". Es decir, "piensen distinto". Tu diálogo interno sacará cosas negativas hasta que dejes ese hábito y hables positivamente.

El problema es que las mujeres vemos todo como si fuera de vida o muerte: "si me va mal en el examen, me muero", "si esto me sale mal, me mato".

Por eso comemos, para sentirnos vivas. Aferrándonos a la comida, al cigarrillo, al alcohol, a la droga, al dinero, a los hijos, al marido -aunque nos maltrate y golpee-, a todo lo que tenga nuestra imagen para no perder la manera.

Y Dios te dice: "Te conozco bien mujer, sé lo que puse dentro tuyo, sé los sueños que te di".
Debemos vivir por la revelación diaria, el pan diario.
Rechaza todo pensamiento que está por debajo de lo que Dios dice, porque si Dios te valora, valorate y todo lo que creas transmitirás y los demás te creerán y hablarán realidad. Si queres ser una mujer creíble, cree que Dios puso cosas maravillosas dentro tuyo.

Hay hijos que están cansados de que sus madres les transmitan preocupación: "No salgas porque te puede pasar algo"; "Tené cuidado con aquello"; "Esos amigos no me gustan"; "Esa parejita no me gusta nada". Y al estar hartos hacen todo lo contrario, porque no le creen y no toman su palabra como autoridad.

Los demás te escucharán cuando muestres al Cristo que hay dentro tuyo. Aunque el diálogo interno no se irá fácilmente porque es un hábito incorporado, opone resistencia e irá transformándose.

1-Una posición vigorosa. Decirle: "Eso no es lo que Dios piensa de mí".
2-Resistencia valiente: es decir cuidando el terreno. Decí: "Dios piensa de mí esto y me quedaré a defenderlo.

Resistencia valiente es poner cara con cara, nariz con nariz y decir: "de acá no me muevo. Esto es lo que Dios dijo de mí y no voy a permitir que la voz interior me diga lo contrario. Dios es el que me ama y es el único que tiene derecho a hablar de mí, me ha creado, me conoce y sabe el potencial que hay dentro mío. Nadie más puede opinar de mi vida".

Oposición, resistencia, enfrentar lo negativo.

Pensá en una palabra que tu diálogo interior repite todos los días en tu contra "No sos apta", "Van a elegir a otra persona", "No estás en condiciones", "Te van a dejar para lo último", "No tenés capacidad para eso". Opone, resistí, enfrentá los pensamientos negativos hasta que seas una mujer de aliento y no necesitarás que te escuchen, serás llamada y querrán escucharte, te pedirán consejo.

El pensamiento negativo tiene por objetivo robarte la bendición que Dios tiene para vos y cuando te quedas en tu cama o silla rumiándolos la bendición pasó de largo.
Si todavía no vino tu sueño, si esperas que la puerta se abra, es porque permitiste que los pensamientos negativos quitaran la bendición de delante de tus ojos.
Peleá rápido, cada vez más rápido y podrás tomar la bendición que Dios tiene.

Todo está en tus manos para tener la victoria.

No hay nada más difícil que enfrentarse con una misma. Nada más difícil que luchar en la mente con los propios pensamientos, pero que sea difícil no es imposible y Dios te ha formado para que aprendas a luchar con vos misma y que la revelación de Dios sea más fuerte que las creencias negativas del pasado.
Guíate por la revelación del cielo.


Pastora Alejandra Stamateas

El Rol de La Mujer Cristiana dentro del hogar

Éste es un problema de casi todas las mujeres. Tenemos la capacidad de hablar mucho pero no siempre encontramos a alguien que nos quiera escuchar.
¿Cómo hacer para que nuestra voz se oiga, que nos escuchen bien y no sea para criticarnos y decir: ¡Ésta es una loca!?
Queremos comunicar cosas pero no sabemos cómo hacerlo. No expresamos lo que tenemos en el corazón o cuando comunicamos lo hacemos equivocadamente y el otro nos cierra la puerta y no quiere hablar nada más con nosotras. Toda la vida existió una suposición que debemos derribar: "Es bueno escuchar a los hombres porque siempre tienen algo inteligente para decir, en cambio las mujeres no siempre dicen cosas inteligentes." Y estamos declarando eso cuando le decimos a nuestros hijos: "No sé..., anda a ver lo que dice tu papá", porque "supuestamente" la voz paterna es más inteligente o dará una respuesta más sabia que la de la mamá. O decimos: "Voy a ver qué dice mi marido". Muchas mujeres no han podido sostener una opinión o idea delante de otros y desarrollaron una ronquera o tos crónica por los nervios de decir o enfrentar a alguien y "supuestamente" el otro no la escuchará. Por eso se descalifican ellas mismas de antemano. Las personas no nos escuchan porque usamos maneras no efectivas de comunicarnos y a veces utilizamos una comunicación maternal. Especialmente las que hablan a todos, al marido, a la madre o a quien sea como si lo hiciera con su hijo y dando indicaciones tontas como a niños: "Te llevaste el pañuelo";"Fuiste al banco a cobrar eso"; "Otra vez con lo mismo". El tipo tiene 64 años, se siente dominado porque lo trata como a un tarado y dice: "Ya tuve una madre, no quiero otra madre falsa que venga a decirme lo que tengo que hacer". Mientras preparaba este tema, le pregunté a Bernardo: ¿Qué es lo que más te molesta de las mujeres cuando hablamos?

Y me dijo tres cosas:

1-Que hagan de mamá: ¿Comiste? ¿Te cuidaste? ¿Fuiste al médico? Las actitudes maternales cortan la comunicación porque nadie quiere ser tratado como un tonto.

Una vez que tus hijos crecieron no podés tratarlos igual y ser mamá de todo el mundo destruye tu libertad y la autoestima de los otros, por eso no quieren hablarte.

2-Que su comunicación sea de mártir y /o de víctima. Son las mujeres que, antes de hablar algo, suspiran porque alguna cosa rara o historia difícil van a contar. Nadie quiere escuchar a una mujer problemática. Dan vueltas para decir algo, no son concretas ni dicen lo justo; quieren cambiar pero siempre tienen un "Sí... pero". Por ejemplo: "Sí... pero no conoces a mi marido"; "Sí... pero no conoces a mi jefe".
Siempre exponen su cara de víctima para lograr la compasión del otro y eso es manipulación.

3-Que se muestran como inválidas. Son las que usan la enfermedad -real o imaginaria- para manipular a los demás, porque al estar enfermo el otro concede todos sus caprichitos.
Especialmente aquellas que se esforzaron para criar a sus hijos y cuando éstos quieren irse de la casa -porque se casan o para vivir solos- les agarra una enfermedad para retenerlos y que no hagan su propia vida y eso coarta la libertad de toda la familia. Dicen: "Si te vas, me muero"; "Sí me dejas, no sé que será de mi vida". Y para no cargar con la culpa, hacen lo que ella quiere y ese hijo no querrá hablar nunca más con la madre que le trae culpa. No tengo que mostrarme inválida porque el Espíritu Santo de Dios está en mí y todo lo que necesito viene del cielo.

4- Las que tiran "pataditas". Usan un humor que lastima, tóxico y pretenden humillar a los demás.
Viven criticando, mirando el error ajeno, aunque en secreto lloran. Siempre necesitan agredir a los otros, decirles que no sirven para nada, que no llegarán a ningún lado; hacen "chistecitos" de humor negro como para que el otro se sienta mal y tiran pataditas, porque no pueden expresarse directamente. Esas mujeres tienen una frustración interna muy grande, por eso estarán llorando todo el día en su casa, y cuando las enfrentamos parecen malas, porque se expresan de mala manera. Viven frustradas y siempre hay algo que las asusta por eso atacan antes de ser atacadas.

Es muy difícil ser oídas cuando ni siquiera somos sinceras con nosotras mismas.

2º Corintios 4: 13 "Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos por lo cual también hablamos"

RECOMIENDA ESTA SEMANA LOS MENSAJES DE EXITO A UN AMIGO!!!

Antes de hablar, primero tenemos que creer entonces transmitiremos lo que creímos. Por eso es importante evaluar qué creemos porque es lo que el otro va a recibir. Tenemos una perspectiva distorsionada de nosotras mismas, desinformación acerca de lo que cada una es porque no nos conocemos exactamente.

La información que poseemos la recibimos de fuentes exteriores y tal vez, nunca examinamos nuestro interior para saber quienes somos realmente; nos quedamos con lo que nos dijeron nuestros padres y eso creemos.

Se hizo un experimento con alumnos en una escuela, a los que se le pusieron anteojos invertidos y que vieran las cosas al revés. Durante la primera semana todos los alumnos se colocaban los lentes invertidos en clase y obviamente se chocaban con las cosas, con las mesas, las sillas, porque no estaban acostumbrados, no veían la realidad como era. Transcurrido un tiempo, comenzaron a aceptar ese mundo ficticio, invertido, como algo real y no se chocaron más.

Así ocurre en nuestra mente, si por muchos años recibimos una información que no era la real nos acostumbramos a vernos de esa manera. Si te dijeron toda la vida que no eras buena para los números, que te iría mal en matemáticas, te dieron los anteojos invertidos, lo creíste y toda tu vida tuviste esa leyenda: "no soy buena para los números". Si te dijeron: "que para tener pareja eras un desastre", tenés los anteojos que desforman la realidad y repetís eso siempre: "no soy buena para las relaciones interpersonales, para el amor, las emociones, siempre salgo perdiendo"

Caminamos por la vida "creyendo" una realidad que es mentira y el cerebro se acostumbra a esa distorsión por eso no cuestiona nada.
Las mujeres que han crecido y logrado sus sueños son aquellas que se han cuestionado esquemas mentales y aun espirituales de muchos años.

Decidieron parar y decir: "No, no. Voy a mirar las cosas desde otro lado. No puede ser que a esta altura de la vida siga manejando información vieja de mi misma".

¿En estos años creciste? ¿Viviste experiencias fuertes? ¿Pasaste cosas difíciles? Entonces no sigas manejando la información vieja acerca de vos, ni siquiera la que tenés de vos misma. Mira las cosas que te pasaron, que te dieron experiencia y cambiaron el ritmo de tu vida.

Sos diferente. Cambiaste tu manera de pensar y hablar. Y cuando alguien te diga que sos así o asá, decí: "No, yo no soy,¡era!, porque viví experiencias que me transformaron".

Chequeá la información sobre vos misma todos los días: ¿Cómo crecí hoy? ¿Qué cosa nueva tengo? ¿Para qué me sirvió esa experiencia? ¿He crecido en mi forma de pensar, en cómo manejarme? Lo de ayer no es lo mismo de hoy, las circunstancias te transformarán porque Dios siempre te lleva de Gloria en Gloria y de Poder en Poder. Nuestro caminar no es en vano, nunca decrecemos sino crecemos para conquistar el sueño que Dios nos ha dado.

No te detengas por la definición de los demás, defínete a vos misma.

Diálogo interno negativo.
A veces la mente se concentra durante años en pensamientos negativos y no puede o no tiene la capacidad de mirar una solución positiva. Si hasta ahora no te escucharon es porque hablaste negativo porque primero lo creíste y te concentraste en eso.

Cambiá tu diálogo interno, esa voz que tenemos dentro y que nos sugiere cosas todos los días. Por ejemplo: "estás planchando contenta porque a tu marido le gusta la ropa sin arrugas; estás contenta porque el día está lindo, te alegras, cantas y entonces viene la voz interna y te dice: "¡Qué bárbaro estás planchando! Pero mira ese cuello cómo está, lo podrías planchar mejor"; "Pero ¿tanto tiempo perdés con esta pavada? La vida te pasa y seguís planchando"; "¡Qué barbaridad! Alejandra, vos que pensabas ser una mujer maravillosa, grandiosa, hacer cosas brillantes, ¿qué estás haciendo, planchando?"

El diálogo interno habla las 24 hs del día, nunca se calla, aún en sueños sigue hablando. Cuantas veces te levantas bien y, de repente, el diálogo interno negativo se encarga de decirte: "hoy te va a ir mal", "Esto es un desastre", "No sé como dijiste esa palabra que estuvo fuera de lugar", "Cómo no saludaste a esa persona"

El diálogo interno negativo tiene la función de hablarte de las cosas que hacés mal; y cuando más presionada estas, el diálogo interno negativo aparece. A más presión, más fuerte la voz negativa.

En ese momento necesitas un respiro, alguien que te aliente, que te diga que te va a ir bien.

Tener todo el día un diálogo interno negativo trae problemas, hasta un cambio físico instantáneo, presión elevada, incremento de la adrenalina o incluso ataques al corazón.

Presentar al mundo una mujer frustrada e infeliz, te devolverá más frustración y más infelicidad.

Diálogo interno positivo.
Cree positivamente en tus capacidades para soltarlas al hablar y transmitirlas al que te quiera escuchar. Hablar positivamente no es mentir, es alentarte y que tu voz de aliento sea más fuerte que el diálogo interno negativo.
Declará: "No sé qué está pasando, pero te aseguro que saldremos adelante"

¿Cómo se cambia el diálogo interno negativo en diálogo interno positivo?

Al recibir revelación de Dios acerca de quien sos, tu diálogo interno se transforma y la percepción de la realidad será transformada. Las mujeres creemos lo que aprendimos, que Dios nos ama, que somos sus princesa, pero nunca nos sentamos a decirle: "Dios, quiero que me muestres cuál es mi identidad" .

Es más fácil que los demás sigan llamándonos de alguna manera, en vez de ver lo que Dios piensa.

"Somos lo que decidimos incentivar dentro nuestro"
¿Qué incentivas? ¿Lo negativo? ¿La mujer mandona, la mamá que todo lo puede, la que da vueltas, la que siempre hace de víctima y mártir y manipula a todo el mundo, la que suspira antes de hablar? ¿O una mujer fuerte, guerrera, que dice "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" y que sabe que tendrá éxito en todo lo que haga; que va a prosperar en todas las áreas y dejará herencia; que será oída, que dará cátedra y los demás pedirán que les hable porque todo lo que declara es lo que cree y es positivo? Ese aliento transmitirás a los demás y sos lo que incentivas dentro tuyo. Eso depende de vos, no depende de mí, ni de las charlas que oigas, sino de que te sientes con Dios y le preguntes: "Quiero que me digas cómo soy". Dios te describirá, no te mentirá, te dirá la verdad y recibirás el aliento del cielo.

Distintas estadísticas dicen que las personas que fueron de influencia sobre otras, no fueron personas consideradas inteligentes, ni directivas de grandes empresas, sino las que decidieron vivir con intensidad y fuerza.

El apóstol Pablo decía: "no se conformen a este siglo". Es decir, "piensen distinto". Tu diálogo interno sacará cosas negativas hasta que dejes ese hábito y hables positivamente.

El problema es que las mujeres vemos todo como si fuera de vida o muerte: "si me va mal en el examen, me muero", "si esto me sale mal, me mato".

Por eso comemos, para sentirnos vivas. Aferrándonos a la comida, al cigarrillo, al alcohol, a la droga, al dinero, a los hijos, al marido -aunque nos maltrate y golpee-, a todo lo que tenga nuestra imagen para no perder la manera.

Y Dios te dice: "Te conozco bien mujer, sé lo que puse dentro tuyo, sé los sueños que te di". Debemos vivir por la revelación diaria, el pan diario.
Rechaza todo pensamiento que está por debajo de lo que Dios dice, porque si Dios te valora, valorate y todo lo que creas transmitirás y los demás te creerán y hablarán realidad. Si queres ser una mujer creíble, cree que Dios puso cosas maravillosas dentro tuyo.

Hay hijos que están cansados de que sus madres les transmitan preocupación: "No salgas porque te puede pasar algo"; "Tené cuidado con aquello"; "Esos amigos no me gustan"; "Esa parejita no me gusta nada". Y al estar hartos hacen todo lo contrario, porque no le creen y no toman su palabra como autoridad.

Los demás te escucharán cuando muestres al Cristo que hay dentro tuyo. Aunque el diálogo interno no se irá fácilmente porque es un hábito incorporado, opone resistencia e irá transformándose.

1-Una posición vigorosa. Decirle: "Eso no es lo que Dios piensa de mí".
2-Resistencia valiente: es decir cuidando el terreno. Decí: "Dios piensa de mí esto y me quedaré a defenderlo.

Resistencia valiente es poner cara con cara, nariz con nariz y decir: "de acá no me muevo. Esto es lo que Dios dijo de mí y no voy a permitir que la voz interior me diga lo contrario. Dios es el que me ama y es el único que tiene derecho a hablar de mí, me ha creado, me conoce y sabe el potencial que hay dentro mío. Nadie más puede opinar de mi vida".

Oposición, resistencia, enfrentar lo negativo.

Pensá en una palabra que tu diálogo interior repite todos los días en tu contra "No sos apta", "Van a elegir a otra persona", "No estás en condiciones", "Te van a dejar para lo último", "No tenés capacidad para eso". Opone, resistí, enfrentá los pensamientos negativos hasta que seas una mujer de aliento y no necesitarás que te escuchen, serás llamada y querrán escucharte, te pedirán consejo.

El pensamiento negativo tiene por objetivo robarte la bendición que Dios tiene para vos y cuando te quedas en tu cama o silla rumiándolos la bendición pasó de largo.
Si todavía no vino tu sueño, si esperas que la puerta se abra, es porque permitiste que los pensamientos negativos quitaran la bendición de delante de tus ojos.
Peleá rápido, cada vez más rápido y podrás tomar la bendición que Dios tiene.

Todo está en tus manos para tener la victoria.

No hay nada más difícil que enfrentarse con una misma. Nada más difícil que luchar en la mente con los propios pensamientos, pero que sea difícil no es imposible y Dios te ha formado para que aprendas a luchar con vos misma y que la revelación de Dios sea más fuerte que las creencias negativas del pasado. Guíate por la revelación del cielo.


Pastora Alejandra Stamateas

lunes, 6 de noviembre de 2006

¿Dónde están los demás?

Muchas veces pedimos tan intensamente la sanidad, pero pocas agradecemos por ella. Cuando estamos en aprietos, clamamos y pedimos. La Biblia dice que le podemos pedir, pero también que debemos llegar con acción de gracias.

Lucas 17:11-19 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Aquellos hombres de lejos clamaron al Señor diciendo “ten misericordia de nosotros”. Pareciera ser que estaban unánimes, en un mismo sentir y creían lo mismo. No gritó uno una cosa, y el otro, otra; sino que los diez clamaron igual. Esta frase “ten misericordia”, no es trillada, gastada, hueca, sino una expresión, una confesión de fe. Parece ser que lo que Dios da por misericordia en la mente de algunos, no lo da por fe, pero uno no puede clamar misericordia, si no cree; estamos llenos de dichos religiosos. El “amén” no es un “así sea”, sino un grito; el “gloria a Dios” no saben ni cuándo decirlo. Como que es la jerga, el lenguaje religioso que está sustituyendo la fe que se lleva en el corazón. Esta está llena de palabrería religiosa, que parece ser que te da la imagen de ser un gran cristiano. Un montón de palabras se dicen del diente al labio, pero no se viven en el corazón. Es algo religioso, cambiamos las expresiones que teníamos antes, por dichos o palabras que no salen del corazón.

Estos hombres no expresaban una simple repetición que oyeron por ahí, sino que realmente creían que Jesús los podía sanar, habían escuchado de El. Pensaron: “Jesús nos puede sanar”.

Algunos quizás dijeron: “La lepra no se puede sanar”. Pero otros decían: “El quiere sanar a la gente. Hemos escuchado de otro leproso a quien Jesús sanó”. Estaban esperando que Jesús pasara y cuando lo hizo, clamaron “ten misericordia de nosotros”. Pero no es una frase solamente. Hay quienes les dices: “El Señor te va a bendecir”, y responden “recibo”, pero no lo hacen realmente. En vez de recibir, lo sustituyen por un “decir que reciben”. De la misma forma, dice “yo no recibo esto”, pero ¿en base a qué? Dicen: “no lo acepto”, pero en realidad sí lo aceptan, porque no tienen una Palabra que sustente su autoridad. Asimismo, no pueden ir a un juzgado a decir: “Yo siento que soy inocente”. Hay muchos religiosos que dicen: “Es que yo siento”. La Biblia es un libro legal. No puedes ir a un juzgado a reclamar una herencia si no tienes los papeles, de la misma forma no puedes aceptar o rechazar algo si no lo basas en la Palabra, si no tiene fondo.

Debes de decir: “Yo no puedo recibir esta enfermedad, porque en la Biblia dice que por sus llagas soy sano. Este es mi testamento y lo leo, aquí está mi herencia; a qué tengo o no derecho; qué tengo y que no tengo que hacer”. Pero vienen con la costumbre de tener a sobre la mesa de noche la Biblia y ver el Salmo 91. Creen que la Biblia por sí sola produce resultados, pero no es así, hay que leerla, creer lo que dice y ponerlo en práctica. Algunos ponen excusas como “es que no la entiendo”. Pero algo tiene que entender. Dios la escribió para que la entiendas por su Espíritu Santo. Y si no entiendes algo, continúa leyendo, hay otras cosas más que entender.

Basta de frases trilladas, tengamos fe y creamos su Palabra. Bartimeo usó la misma frase; él estaba ciego, pasó Jesús y de repente, empezó a gritar “ten misericordia de mí”. La gente lo calló, pero él siguió gritando. Hasta que Jesús dijo: “Tráiganlo aquí”. Logró captar la atención de Jesús por la fe. Hay personas que quieren que Dios les dé resultados, pero no quieren su Palabra. Bartimeo dijo: “Ten misericordia de mí”, era una expresión de fe, no de “a ver qué resulta”.

Veo a personas cristianas que se expresan de muchas formas, pero carecen de fondo. Dondequiera están “gloria a Dios, Santo, Amén”, pero en las oficinas no trabajan bien, no entregan las cosas a tiempo, no hacen lo que el jefe pide. Eso no da gloria a Dios, eso da lástima, pena, vergüenza.

Ustedes no han sido enseñados a decir “aleluya” cada media hora, sino a escuchar la Palabra y cumplirla, esa es la manera más cercana a lo que la Biblia pide que tengamos, no ese montón de gritos y cosas. Yo no digo que no las digas, porque dice que cuando regresaron, gritaron, pero hay que saber cómo dar la gloria a Dios, cómo se le alaba.

Versículo14: “Cuando Jesús los vio, dijo…” Entonces, cuando Jesús ve algo, dice algo.

Marcos 2. Cuando aquellos cuatro hombres trajeron a un paralítico a la casa donde Jesús estaba enseñando, no pudieron entrar por la multitud, se toparon con algunos que no los dejaron entrar.

Pero estos cuatro hombres no se rindieron y subieron al techo de la casa al paralítico, no había elevadores, lo bajaron con un lazo. ¿Se imagina el consenso que se hizo para convencerlo que lo dejen subir? Amarraron la camilla entre los cuatro, y lo empezaron a jalar. Cuando estaban en el techo, no había por donde entrar, así que a uno de ellos se le ocurrió abrir un hoyo para bajarlo.

Ellos no dijeron “no se puede, no es tu día, mucha cola, mejor regresemos, Dios no quiere”. No se basaron en las circunstancias.

Yo vi a un hombre en Honduras que no pudo entrar al estadio por una puerta, y se fue a dar toda la vuelta e ingresó por otro lado. Lo vimos entrar con su papá en brazos, pues no tenía para una silla de ruedas. El hombre llegó y lo acostó en la pista; a media prédica, el papá se paró delante de los ojos de los demás y recibió su sanidad, tenía fe.

Dice la Palabra que bajaron al paralítico en medio de la prédica. Cuando estaba en medio, ellos se quedaron arriba, y Jesús le dijo al paralítico “tus pecados están perdonados”. Dice que Jesús vio la incredulidad de los demás, pero al ver la fe de aquellos, le dijo: “Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa”. El lo agarró y se fue. No tienes que decirle solamente algo a Jesús, tienes que hacer algo para que El lo vea. Dice: “Pide y se te dará; toca y se te abrirá; busca y hallarás”. Haz algo para que Jesús diga algo. La gente siempre espera que Dios haga algo para decir algo. Creen que Jesús es sirviente, pero ya El ha hablado muchas veces, pero El es Rey y Señor, y habla y exige como tal. Di: “Al ver Jesús, dice algo. Voy hacer algo que demuestre mi fe para que Jesús diga algo y entonces, pase algo”.
Versículo 14. Cuando El los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes, y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.
Cuando yo hago algo y Jesús dice algo, entonces pasa algo. No hay peor espiritual que el que no hace nada, es haragán en la carne y en el espíritu, es un gran vago en el Señor. No hace nada.

Hacemos que las cosas pasen, haciendo algo. Tal vez no logras hacerlo todo, pero haz tú una parte, y Jesús hará la otra. Pero mientras tú no hagas algo, cómo Jesús sabrá que crees. El supo que los cuatro creían, porque no se quedaron en la puerta, sino que entraron. No dijeron: “Ah, no nos dejaron entrar”. No pensaron: “¿Quién puede tocar a Jesús? Sólo Juan se puede recostar en su pecho, y Judas que es el tesorero. O Pedro, porque le presta su barca para predicar; pero nosotros ¿quiénes somos? Nadie. Regresemos a casa”. Ellos tenían fe.

Jesús sabía lo que estaban haciendo, vio su fe para subirlo. Lo que amarga a unos, hace crecer a otros; lo que hace que algunos se retiren, hace crecer a otros. No todo alrededor de Jesús o de la iglesia es bonito. Muchas de las cosas que pasan son para que crezcamos en fe. Dicen: “Es que nadie me llamó, nadie me visitó”. Pero antes tampoco, sólo te buscaban para tomar, para que los invitaras a comer. El único que te amó y salvó es Dios. Siempre pasan cosas; pasaban en el grupo de Jesús. ¿Acaso no fueron los discípulos los que callaron a Bartimeo, los que no dejaron al paralítico entrar? Esto pasa para que crezcas al punto de tener la fe para lo que necesitas.

¿Crees que no los oía, que no supo lo que estaban haciendo? ¿Crees que El no estaba feliz de lo que estaba pasando? Jesús sabía que su fe estaba creciendo. Cuando aparecen muchos obstáculos alrededor tuyo, Jesús se alegra porque El sabe lo que para tu fe te van a servir. Por eso, no debemos molestarnos por ningún obstáculo que aparezca para buscar al Señor, porque Jesús está operando, trabajando tu fe; la está haciendo crecer para que llegue al punto donde debe estar, para que recibas lo que le vas a pedir. Pero uno de los obstáculos más grandes es esa religiosidad que sólo tiene forma, pero no fondo. Si tienes el fondo de la fe, entonces grita las palabras que quieras. Dice la Escritura en el versículo 15: Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz.

Dice que uno de ellos vio. ¿Los otros no vieron que su piel cambió? Todos fueron sanos. ¿O los otros no tenían tiempo de darse cuenta que fue Dios el que los sanó? Uno de diez regresó y volvió dando un “gloria a Dios”. Me da mucha pena que únicamente exista un diez por ciento de gente bendecida por Dios que sea capaz de volver y darle gracias. Porque Jesús acto seguido dice: “Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?”. Uno se encuentra con gente agradecida donde menos lo espera.

No hubo quien regresara y diera gloria a Dios, sólo uno. Regresó y dio la gloria a Dios a gran voz. A él no le dio pena gritar, darle gracias, glorificar a Dios, y dice la Palabra que puso su rostro en tierra. El antes era leproso, tenía su piel dañada, en pedazos, deshecha, mal oliente; ahora la tenía limpia como la de un bebé. ¿No crees que cualquiera cuidaría su piel? ¿Quién pone su rostro en tierra después que se lo han sanado? Sólo si lo haces para adorar a Dios. Este hombre no escatimó su propia piel, pues sabía que el que se la dio una vez se la podía dar de nuevo. El no perdió su piel la primera vez por Dios, pero estaba dispuesto a perderla la segunda por El, eso se llama gratitud. Mucha gente sale de la quiebra por la Palabra, Cristo Jesús los saca adelante, pero no están dispuestos a perder nada de esa empresa que estaba perdida por su pecado, para glorificar a Dios. El Señor los sanó, no estaban enfermos por El, sino por la vida que llevaban, pero ahora no están dispuestos a sacrificarse, ni en desvelar su cuerpo por la obra de Dios. ¿De cuánto nos sacó el Señor? Los viernes y sábados por la noche andábamos haciendo cosas indebidas con gente indebida. El Señor nos sacó de ahí, nos restaura, nos devuelve a nuestros hijos, pero luego no somos capaces de dejar que ellos participen en la visión, y nos enoja cuando llegan tarde. Eso no se llama gratitud, es todo lo contrario, estás dando señales de ser malagradecido con Dios. Te tardó poco el hecho de haber sido sanado.

Este leproso se tiró a la tierra. En ese tiempo, los leprosos se aislaban de la sociedad, de la familia, de la religión, los tenía que dar de alta el sacerdote judío, examinarlos y decir que estaban limpios. Tenían que presentar una ofrenda de gratitud delante del sacerdote, esa era la costumbre. Pero de estos diez leprosos, uno vio que había sido limpio y regresó a donde lo habían limpiado. Los otros siguieron de largo, porque les interesaba más los preceptos religiosos que la persona que los había sanado. El siendo Samaritano, no tenía esos preceptos, pues sabía que su sumo sacerdote era Jesús, y se postró en tierra.

¿Qué pensarías si fueras uno de los leprosos que va caminando y te ves limpio? “De nuevo voy a abrazar a mi familia, le daré un beso a mi hija, usaré mi cuerpo de nuevo, voy a volver a trabajar, la sociedad me va a aceptar, ya no van a tocar la campanita que hacían sonar cuando algún leproso andaba por ahí”. Ellos pensaban en sí mismos, pero el otro no pensaba así. Cuando se vio limpio, dijo: “¿Qué me cuesta tardarme otro poco para llegar mi casa? Ya tendré más tiempo, pero a este quién sabe si lo volveré a ver”. Y se postró en tierra, no le importó llenarse de tierra. Era un hombre agradecido. “¿Dónde está tu agradecimiento? ¿Cómo tienes a tus padres, a tu abuelito, a los que te cuidaron cuando eras niño, a esa mujer que te dio de mamar? ¿Estás agradecido con tu madre? Muéstramela; ¿con tus padres? Muéstrame tu obediencia, lo ahorrativo que eres, el respeto que les tienes. ¿Con Guatemala? Muéstrame cuán limpia la tienes, cuánto oras por ella, cuánto pides por los gobernantes, cuanto eres un productor y no sólo un consumidor. ¿Con Dios? Muéstrame tu adoración, ven temprano a adorar a Dios. Dices: “Es que a mí sólo me interesa la Palabra”. ¿Quién te dijo que a Dios sólo eso le interesa? Pero ese no es sólo asunto tuyo. Hay un pacto entre dos personas.

Así son con el Señor muchas personas. Dicen: “A mí eso de los cantos, no me sienta”. Pero El es nuestro Dios y Señor; a El se le alaba, adora y agradece. La Biblia dice entrad por las puertas con acción de gracias. El quiere ver acción de gracias, quiere ver una gratitud activa.

Ustedes están aquí y han sido bendecidos por Dios. Tú eres de ese diez por ciento que regresa a agradecerle. Estoy seguro que ustedes no son los únicos bendecidos por Dios. De cada diez que Dios bendice, uno está agradecido con El, uno es capaz de ser un adorador. Cuando leí este capítulo, dije: “Señor, yo quiero ser ese hombre, no quiero ser de los nueve que preguntes dónde están”. ¿Sabe por qué recibí al Señor en mi corazón? No fue por estar en drogas, licor, ni porque mi matrimonio estaba mal o porque me iba mal en el deporte. Yo estaba entre comillas muy bendecido. Lo hice por gratitud. Porque cuando oí a mi pastor decir que Jesús había muerto por mí, aunque yo ya lo sabía, pues lo miraba en la Semana Santa que dicen en las procesiones que Jesús murió por nosotros, yo tenía cierta información que El había muerto; pero mi espíritu no había recibido esa verdad, hasta que ese hombre dijo: “Jesús murió por ti”. Sentí algo especial y dije: “Si El murió por mí, ¿quién soy yo para no seguirlo? No puedo ser mal agradecido con aquel que murió por mí, que me dio la vida eterna”. Normalmente, cuando tienes de todo, cuesta que seas agradecido, pero cuando has venido desde abajo, todo el tiempo hay algo por lo cual agradecer a Dios.

¿Dónde está tu agradecimiento? ¿Dónde está el decir “muchas gracias”?. Has tomado tiempo para abrazar a tus hijos, darles un beso. Decir gracias por ellos, por papá, por mamá, por el sofá en que te sientas, por el bus, el carro en que vienes, lo que tengas. La gente en vez de estar criticando el templo, debería de dar gracias a Dios que tiene uno. Hay tantas cosas por las cuales dar gracias. Alegas por el tráfico, pero gracias a Dios, vas ahí y no caminando a la par. Quizá tendrías más si agradecieras más. La gratitud es por todo, sea mucho o poco.

Yo a veces me voy a meter a la colonia donde vivía, me parqueo o doy vueltas en mi carro, y doy
gracias a Dios. ¿Has dado gracias por la iglesia en que estás congregado? La gratitud sólo puede existir en corazones humildes, nunca has visto orgullosos agradecidos. La falta de gratitud es uno de los síntomas más evidentes de orgullo. Cuán diferente eres hoy a lo que eras antes de conocer a Cristo. Da gracias a Dios todos los días, ora por tus pastores. Pon un coro de adoración, apartarte un rato, está a solas con El. Cuando oramos por los alimentos, ¿de verdad damos gracias o es una frase trillada y vacía? Tenemos que comer, demos gracias a Dios.

Tú estás físicamente aquí sentado hoy, pero mi pregunta verdadera es ¿dónde estás? ¿En qué andas de verdad? ¿Dónde estás? A éste le dijo: “Levántate, tu fe te ha salvado”, doble milagro. A los otros no les dijo que eran salvos. Diez recibieron un milagro, uno recibió dos. Después no te quejes de lo que tienes. Dios no da a todos igual. Sanidad les dio a los diez, porque todos tenían que ser sanos. Pero la salvación, sólo a uno se la dio. ¿De quién habla bien la Biblia? ¿De uno o de diez? ¿Sabes que Dios habla de ti? En el cielo se conversa de ti, no eres ignorado en el cielo. Se te conoce desde que tu nombre está escrito en el libro de la vida.


¡Seamos agradecidos!

Desarrollando el autoretrato

El Señor te quiere bendecir, quiere que seas una persona de grandes expectativas, que logres todo para lo cual El te ha diseñado, que tengas tesoros aquí en la tierra.

Los seres humanos creemos que la vida eterna empieza en el cielo, pero empieza aquí, desde el día en que conociste a Cristo como tu Señor y Salvador. Ese día se abrieron una inmensa cantidad de posibilidades, engendraste el potencial de Dios, que es ilimitado. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios.

Vas a llegar en la vida tan alto y tan lejos como lo que tú creas de ti mismo. Dios tiene un retrato listo para ti, pero tienes que cambiar tu forma de pensar, esa imagen que tienes de ti mismo. Por ejemplo, Michael Jordan ha sido uno de los mejores jugadores de baloncesto del mundo. Cuando escuchabas hablar a Jordan en las entrevistas, había cosas que te atraían a él, lo mirabas seguro de sí mismo, sonriente, se notaba que ganaba los juegos aun antes de empezarlos. A veces nos impresionamos en la vida de escuchar lo que alguien ha logrado. Deseamos haber tenido las oportunidades que él tuvo, y creemos que lo que han logrado es porque tienen plata. No nos ponemos a pensar en el esfuerzo que hay detrás de sus vidas. A Jordan le dijeron que no era apto, y no fue seleccionado, pero él no recibió esa palabra. No importa lo que la gente te haya dicho en tu pasado, ni lo que ha salido de la gente que te ha rodeado, de la que almuerza contigo, porque ninguna palabra te puede hacer daño a menos que tú le des el poder. Tú le das credibilidad a las palabras. El empezó a entrenar con coraje, con decisión y llegó a ser el mejor jugador de baloncesto. Si te dijera que hicieras un cuadro de tu retrato, ¿qué dibujarías? ¿Qué casa pintarías? ¿Cómo la harías? ¿Cómo pondrías a tus hijos? ¿En qué colegio los tendrías? ¿Cómo pondrías a tu esposa? ¿Estás creyendo por las cosas que Dios tiene para ti? Porque te aseguro que las cosas que tú concibes en lo espiritual y las crees, las vas a lograr.

Tu autorretrato no viene de lo que los demás piensan de ti, Dios te ve como un campeón. No importa lo que te hayan dicho, El te ve como victorioso; tiene preparado tesoros para ti, están reservados para entregártelos, no te enfoques en tus circunstancias.

Debes confesar que hoy vas a salir cambiado y transformado porque tu fe está en El, no en las circunstancias. Di: “Señor, ayúdame a verme como tú me ves, a saber que tu amor es incondicional, que no se basa en lo que hablan, sino en lo que soy para ti. Ayúdame a ser la persona que tú creaste, única, confiada, victoriosa en Cristo Jesús, lo declaro hecho por tu Palabra. Amén”.

Génesis 1:26-31 Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, ya todas las aves de los cielos, y a todo lo que arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho. Y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del día sexto.

Tú eres una buena creación de Dios. El te ha diseñado como una obra de arte. Eres único. Nadie en esta vida ha sido creado con las características y las cualidades que tú tienes. Nadie es capaz de lograr el propósito por el cual Dios te ha traído a ti. Yo no deseo ser como alguien más. Tú te debes de ver contento contigo mismo, alégrate. Dios vio que eras bueno. El no quiere que te fijes en tus debilidades, todos las tenemos; mas sin embargo, con todo y ellas, El te quiere usar para cosas grandes, te ha traído aquí, te ha cargado de poder para que logres el plan único que tiene para ti. La Biblia dice que debemos entrar por las puertas con agradecimiento. ¿Cuántas veces nos vivimos quejando “es que no lo he logrado”? ¿Cuántas veces basas tu imagen por el carro que conduces, el barrio donde vives, por la escasez de oportunidades? La gente con excusas no entrará al cielo, entrarán los que están agradecidos. Aquel que está contento, que ve la oportunidad, que dice “no entiendo a qué hora, ni qué camino me vas a dar, pero creo en ti, y en ti todo es posible”.

¿Por qué no te debes fijar en las circunstancias? La Biblia no está para que la comprendamos, sino para que la creamos. “Si tú lo dijiste, Señor, eso será hecho. Creeré como dice tu Palabra, con el corazón de un niño. El no pone excusas. La Biblia dice que Moisés mandó a diez espías, mandó también a Josué y Caleb, tenían una promesa de llegar a la tierra prometida y vemos que llegan los diez espías. Regresan y le dicen “sí es la tierra prometida, donde fluye leche y miel, pero hay un problema: los gigantes son muy grandes, muy fuertes, esa tierra nunca la vamos a poder tomar”. ¿Qué estaban viendo? ¿Sus circunstancias? ¿Sus debilidades? Pusieron sus ojos en las cosas que ven aquí en la carne, pero Josué y Caleb fueron llevados al mismo lugar, regresaron y dijeron: “Sí, es la tierra que fluye leche y miel. Sí, son fuertes, pero mi Dios es más grande, vayamos y tomémosla”. No vieron las circunstancias. No debes limitar lo que Dios quiere hacer en tu vida. Tienes un potencial fuerte en ti, has sido armado desde que estabas en el vientre de tu madre. El ha preparado cosas grandes para que anduviéramos en ellas. La pregunta es: ¿vas a terminar en el destino de Dios o en el tú crees? El destino de Dios es perfecto. La Biblia dice que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Hoy declaro que toda inseguridad y temor los dejo a un lado; declaro que llegaré a la tierra prometida, tendré la actitud de Josué y Caleb.

Alguien dijo: “Podemos quejarnos porque las rosas tienen espinas o regocijarnos porque las espinas tienen rosas”. Dos personas viendo la misma foto. Una se regocijó, y la otra se quejó. Cuando llega un problema a tu vida, te quejas; no lo entiendes, no ves la oportunidad que hay en él, lo que Dios quiere para ti. Debes preguntarte qué es lo que El quiere, decirle que aceptas el trato que tiene para tu vida para sacar lo mejor de ti. El te creó como un campeón, debes tener la actitud de ver el problema como una oportunidad, creer en sus promesas, y en que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.

Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas.

¿Cuántas cosas? Todo. ¿Por qué limitas a Dios? Cree por cosas grandes, el límite está en tu mente, piensa en grande. Dibuja ese autorretrato, quiero motivarte a que salgas de aquí inspirado a creer que Dios no tiene límites, sus recursos son ilimitados. El te puede dar todo eso, no porque seas muy bueno, sino porque El es tu Padre Celestial.

¿Qué es verdaderamente buscar el reino? ¿Cuántos son verdaderamente adoradores del Señor? ¿Haces tú discípulos? ¿Haces gente? Es un mandato al que tú y yo debemos de responder. Eres llamado para ser un hacedor de gente, para levantar a otros, para darles palabra de exhortación, de ánimo, no vas a lograr nada en la vida si no llevas ánimo, felicidad.

Juan 15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto para que todo lo que pidieres al Padre en mi nombre, El os lo dé.

¿Que límite hay en eso? El te quiere dar todo. Pero hay una condición: Que des fruto y que permanezcas. ¿Cuánto fruto has dado? ¿Cuál es el fruto del Señor? Que crezcas en El, que lo conozcas a El, su carácter, su Palabra. ¿Cuánto lo conoces? Cristo murió para que tú y yo tuviéramos la vida eterna. ¿Cuánta multitud de gente declaras que a través de la palabra que va a salir de tu boca será gente valiente, que no verá las circunstancias, sino la oportunidad que viene del Señor?

¿Quieres todo? ¿Anhelas todo? Dios te lo quiere dar, así como tú estés dispuesto a creerle y a dar fruto, mucho fruto y permanecer. El pastor decía: “Yo quisiera que todos lo lograran”. Pero ¿cuántos permanecen? La Biblia dice “muchos son los llamados, pero pocos los escogidos”. Da fruto, permanece.

Tus palabras tienen más poder de lo que tú te imaginas. Dios hizo toda la creación por su Palabra. ¿Por qué debes de hablarlo? Porque es un principio de Dios. No es suficiente con creerlas, las tienes que confesar. La Biblia dice que hemos sido puestos para señorear. Tu Palabra es muy poderosa.

Di: “Padre, sé que tienes un propósito específico para mí, planes para hacer lo que parece imposible. Ayúdame, Señor, a reprogramar mi mente con tu Palabra, a ser una persona que dice: ‘Todo lo puedo en Cristo’, para poder aceptar todo lo que tú tienes reservado para mí”.

Dios tiene cosas reservadas, tiene un tesoro para ti y para mí y te lo quiere dar. Pero te pide algo: que des fruto. ¿Cuántos dicen “hoy determino ser un hombre o una mujer que dé fruto en tu reino, voy a permanecer, me voy a esforzar y no miraré para atrás”?. La Biblia dice que todo aquel que toma el arado no es digno de volver a ver atrás. Tú has sido llamado por Dios, El quiere hacer de ti la persona que El quiere, desea formarte, quiere darte el carácter que El tiene, necesitas aceptar los tratos de Dios como buenos. El libro de Isaías dice que somos obra de Dios.

Para tener un retrato sano, necesitas aprender a ser feliz. La felicidad no es fruto de tus circunstancias. A veces ponemos la felicidad en el dinero, esa es una gran mentira. ¿Por qué gente multimillonaria se suicida, vive una vida desdichada, pierde a su esposa e hijos? Hoy te vengo a decir que eres más bendecido de lo que te puedas imaginar, pues eres un hijo de Dios redimido. La bendición está acá. La vida puede ser maravillosa si tú lo decides. Tú sabes que si no eres una persona feliz, Dios no puede lograr lo que El desea en tu vida. Si no hay gozo en ti, no vas a lograr lo que El quiere hacer en ti. El gozo es un fruto, necesitas ser una persona que camine con gozo; es una decisión que brota de ti porque eres un hijo de Dios. La razón más grande para ser feliz es que si mueres hoy, vas a ir con el Señor. ¿Cuánta gente no tiene la oportunidad de tener una Biblia o escuchar la Palabra de Dios?

Soy obra de Dios. ¿Qué quiere decir esta palabra, “obra”? Que tú y yo somos un producto de Dios, pero todavía no hemos sido terminados. La palabra “obra” quiere decir que estamos en proceso de construcción, de moldearnos con sus manos, como que fuéramos de barro; es un proceso continuo el que Dios anhela. Y la clave del éxito de tu futuro es que no te desalientes por el pasado que has tenido. Tal vez no entiendes cosas que te han pasado en tu vida, pero eso no te quita el derecho de lo que Dios tiene para ti. Quiere dártelas y te dice: “Hijo mío, anhelo que tú seas una persona feliz”. En este momento, él está obrando para que avances a hacer cosas grandes. Hoy puede ser el tiempo que tu negocio prospere, que vuelvas a ganar a tu esposa, este momento puede ser el tuyo. ¿Qué estás esperando para ti? Porque Dios puede estar haciendo algo, abriendo las ventanas de los cielos y diciendo que tú eres coronado con el favor de Dios, con el honor de El.

Filipenses 4:11No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación, sé vivir humildemente y sé tener abundancia, así para tener abundancia como para padecer necesidad, todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Pablo tenía la actitud de un campeón, estaba enseñado, no tenía sus ojos en que si hoy tenía o no. Tenía contentamiento.

Proverbios 14:14 De sus caminos será hastiado el necio de corazón, pero el hombre de bien estará contento del suyo.

¿Quién es el hombre que lleva fruto? ¿Será el que hace el bien? Cada vez que viene aflicción a nuestro corazón, muchas veces es porque no hemos actuado de una manera buena. Nos quita la paz. Yo le digo: “Señor, ayúdame a tomar mejores decisiones, porque quiero vivir contento, saber que soy guiado por ti”.

Hebreos 13:5-6 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, sea mucho, sea poco. Porque El dijo: no te desampararé ni te dejaré, de manera que podemos decir confiadamente, el Señor es mi ayudador, no temeré lo que me pueda hacer el hombre.

Dios no te va a desamparar. A veces tenemos temor, incertidumbre, nos preguntamos si lo podemos lograr, si el negocio en que estamos saldrá adelante, si podemos llegar a tener la salud que deseamos, si vamos a lograr tener éxito o si vamos a ser personas que tengan significado en la vida. Pero Dios te dice “no te voy a desamparar”. El te quiere dar todo, te dice “no tengas miedo”. Tal vez, tú dices: “tú no conoces mi situación, yo no tuve la oportunidad que tú tuviste, las puertas a mí se me han cerrado”. Pero El puede abrir esas puertas, puede abrir camino donde no lo hay. Tal vez no te sientes digno, crees que no eres una persona de valor. Pero ¿sabes algo? Dios no ve en ti lo que tú ves. El está viendo en ti una persona capaz de lograr todo lo que tu corazón anhele y desea, capaz de logar más allá de lo que tus ojos puedan ver. El te quiere dar sus promesas. Tú eres una persona valiosa para el Señor. No hay nada en esta vida que tú y yo podamos hacer para ganar más valor que otros; tengas el éxito que tengas, no vales más para Dios. Tampoco puedes portarte tan mal que Dios te diga: “ahora te quiero menos”. Dios nos ama igual a todos. El no hace acepción de personas, te recibe hoy como su hijo. Te dice: “vales mucho para mí, has sido formado a mi imagen y semejanza. Yo soy el Dios creador del universo, tú eres mi hijo y para mí, vales igual que cualquiera”.

No te limites, no limites lo que Dios quiere hacer tu vida con una falsa imagen de lo que ves hoy. El te quiere llevar a pastos verdes.

Pastor Juan Ramón Morales
Equipo Pastoral Casa de Dios

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